Análisis vincula el interés de EE.UU. en Venezuela con minerales críticos y rivalidad con China

Un análisis estratégico sostiene que el interés del gobierno de Donald Trump en Venezuela trasciende el petróleo y se centra en el control de minerales críticos y tierras raras, recursos clave para reducir la dependencia de China en tecnología y defensa.

Según el análisis, la estrategia geopolítica de la administración Trump se basa en un repliegue de Europa, la preparación del Pacífico como principal ámbito de disputa con China y la recuperación de América Latina como proveedora de recursos estratégicos y energéticos. En este marco, el Caribe sería el primer escenario que Washington busca hegemonizar.



El proyecto requeriría, según esta perspectiva, doblegar políticamente a Caracas para obtener acceso a sus reservas. Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, con más de 300 mil millones de barriles. Sin embargo, el análisis argumenta que el interés estadounidense también apunta a los minerales críticos y las tierras raras.

Estos 17 elementos metálicos son componentes fundamentales para la industria de defensa moderna y tecnologías avanzadas, incluyendo inteligencia artificial, vehículos eléctricos, turbinas eólicas, drones, armas de precisión y semiconductores. China domina actualmente esta cadena de suministro, controlando alrededor del 70% de la minería mundial y produciendo hasta el 90% de los elementos de tierras raras procesados. Estados Unidos depende de fuentes extranjeras para la mayoría de estos minerales, con una concentración del 70% en China.

Frente a esta dependencia y a restricciones a la exportación impuestas por Beijing, el análisis señala que Washington busca fuentes alternativas de abastecimiento. En Venezuela, los yacimientos de coltán fueron descubiertos en 2009 en la cuenca Amazónica. En 2016, el gobierno de Nicolás Maduro decretó la creación del Arco Minero del Orinoco, designando 112 mil km² para la explotación de recursos, incluyendo áreas específicas para coltán bajo control estatal. La región del Escudo Guayanés también albergaría depósitos de tierras raras, estaño y tungsteno.

Desde el gobierno de Trump, se ha insistido en que el noroccidente del estado Bolívar, zona rica en minerales, está bajo la influencia del ELN y de disidencias de las FARC, grupos catalogados como terroristas por el Departamento de Estado y vinculados, según esa visión, al narcotráfico y la degradación ambiental. También se alega que China aprovecharía esta situación para importar tierras raras venezolanas.

El análisis indica que actores económicos y políticos estadounidenses refuerzan la importancia estratégica de Venezuela. Corporaciones mineras y contratistas de defensa evaluarían al país como una cantera de recursos crucial para la autonomía frente a China. El gobierno de Trump forjaría alianzas con empresas del sector, como MP Materials, en la que el Pentágono invirtió más de 400 millones de dólares. Otras compañías mencionadas son USA Rare Earth, Cove Capital, Critical Metal, ReElement y Vulcan Elements, esta última vinculada a Don Trump Jr.

Joshua Ballard, director ejecutivo de USA Rare Earth, describió la situación como «el momento del Proyecto Manhattan para las tierras raras», una analogía que, según el análisis, equipara la urgencia actual con el desarrollo de la bomba atómica y resultaría inquietante en el contexto de la presión sobre Venezuela.