Por Juan Martín Garay (*)
La alteridad política es una interesante manera de afrontar la comprensión política en reflexiones desde la retórica, donde la ética y la moral se presentan de manera diferente; entendiendo a la moral como algo condicionante pero dependiente de la sociedad (los otros) y a la ética como algo de índole meramente personal, interno y de conciencia propia (el yo).
¿Qué es la alteridad política entonces? Sería un básicamente un principio de aspecto filosófico donde se cambia el punto de apoyo para el análisis y consideración respecto de las demás personas que no somos nosotros mismos. Es cambiar el eje de la perspectiva personal por las que visualiza la otra persona al que conocemos coloquialmente como el “otro”.
Esta concepción viene a sumar a la construcción altruista de poder, a la real vocación política de trabajar por el bien común, por un objetivo superior que sea en beneficio del conjunto, porque si nos ponemos en lugar del otro, quizás podremos interpretar porqué piensa como piensa, porqué opina como opina y porqué actúa como actúa. Sumar sumar, dejando de lado hasta las descalificaciones y agravios sin sentido.
Ver esta manera de analizar las cosas, probablemente ayude a entender que esa persona se encuentra inmerso en un mismo mundo compartido, pero muchas veces interpelado por distintas cuestiones, ideologías e intereses de “otros otros”. Esto es importante porque nos hace comprender desde la mayor abstracción posible las demás visiones opuestas a las nuestras y que por supuesto no dejan a las de uno como las únicas posibles. La alteridad resulta así una condición, estado, modo o ser de otros, vale decir, diferentes.
Construcción entre diversos
En cuanto al aspecto político, resulta aplicable para ver con mayor objetividad diferentes situaciones o hechos, que siempre tienen que ver con personas, todas diferentes pero muchas veces unidas por un hilo conductor ideológico, pasional o de afinidades. En esas diferencias, el respeto es la consecuencia del análisis, o al menos debería serlo. Entender por qué el otro es cómo es, diferente, pero desde su mirada, ayuda y mucho a razonar entre todos.
Si aplicamos esta visión filosófica, pensando en sumar y no en restar, no descalificar a nadie sería el comienzo, un gesto de grandeza entre muchos otros que se necesitan en este tiempo para respetar a los que no piensan como uno. Una realidad construida entre diversos, porque nadie es más que nadie y todos deben ser importantes, donde las únicas diferencias sean las responsabilidades que tenga cada uno en su paso por la vida, en un momento determinado y en un lugar específico.
La invitación a dialogar en el marco del respeto, máxime por las cualidades del tiempo que transitamos, debe darse a pesar de las diferencias, sin insultos ni agravios y siempre respetando por sobre todas las cosas. Porque cuando se pierde el respeto, más que perder algo que no se compra, se pierde algo que no se regala, es algo que se gana o conquista.
Esta alteridad, en esta época que nos toca vivir, debe servirnos para reconocer la dignidad de cada uno, la propia y la de los demás, en un marco de hermandad. Porque la vida es lucha, quien renuncia a la lucha renuncia a la vida, dice un sabio General, y a rigor de verdad nadie puede pelear la vida aisladamente o en soledad. Necesitamos construir comunidad porque, al fin de cuentas, somos seres humanos, seres sociales, seres sentipensantes que no separamos las emociones de las razones, sino que, por el contrario, las vivimos con total integridad en la mayoría de las veces. Esta comunidad nos deberá servir para sostenernos y ayudarnos unos a otros a mirar hacia delante, de reojo hacia el pasado tal vez, pero enfocando siempre hacia el futuro.
Entre ellos y el nosotros
Porque soñar ya viene con nosotros, ya sea durmiendo o incluso despiertos siempre lo hacemos, estos muchas veces son lindos y otros no tanto. Soñar juntos puede sonar a utopía, pero qué importante y lindo sería poder hacerlo ¿o no? Muchas veces los sueños se construyen juntos, entre todos, otras en soledad y en algunas ocasiones desde la subestimación.
Pensemos en la alteridad política y soñemos como posible una hermandad social que nos permita caminar en una senda que nos lleve hacia un horizonte que nos cobije a todos como manta en el invierno, pero a cada uno de nosotros y con la fortaleza de la fe o la riqueza de las convicciones, con todas las voces habidas o por haber, con gritos silenciosos o silencios ruidosos, pero con viva voz y desde el alma, siendo iguales entre las diferencias con corazones palpitantes que se movilizan por y desde el amor. Porque el amor construye y el odio todo lo destruye.
Con la alteridad política, veremos que cuando al otro se lo “abraza”, ya no puede decir nosotros o ustedes, con esto se queda automáticamente sin ese ustedes, ahora ellos son los que dicen ser ese nosotros. Entonces entre el nosotros y ellos, entre ellos y el nosotros, ellos son nosotros y nosotros seguimos siendo siempre nosotros, con este sano ejercicio filosófico la inclusión se pone en marcha y ahí sí el cambio es inevitable. Todos Juntos.
(*) Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde el 2019. Presidente de Bloque Concejales del PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.