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sábado, octubre 19, 2024

Alessio venció al cáncer y lo recibió un pueblo

La historia del niño de la localidad Caseros es una de las tantas que abundan a lo largo y ancho del país.

Por Nicolás Sotomayor

Era un día de abril radiante, primaveral en pleno otoño. La metáfora se torna previsible pero casi obligatoria: Alessio, un niño de rostro luminoso, pega la vuelta a sus pagos y aquel día resplandece en su plenitud tras los nubarrones de hace exactamente un año, cuando en un hospital de Paraná debieron extirparle de urgencia un tumor cerebral. La cirugía en cuestión era apenas el inicio de un camino condicionado por los obstáculos y la incertidumbre de la pandemia. Era, también, el inicio de un camino encauzado por la solidaridad de tantas personas.
Alessio nació en Caseros hace seis años. Su abuelo materno es Delio Esteban Cardozo, máximo ídolo del Defensores de Pronunciamiento, club que en homenaje puso su nombre en el estadio. En febrero de 2020, aún con cinco años, comenzó con los vómitos que continuó con un fuerte dolor de cabeza. De guardia en guardia, sus padres no conseguían que le den un diagnostico adecuado. Hasta que en abril le hicieron un fondo de ojos y de inmediato una tomografía. El resultado fue el que nadie quería ni pensar: Alessio tenía un tumor cerebral.
“Debían extirparle en su totalidad de manera urgente. Nos derivaron a Paraná. Al otro día una resonancia y nos dicen que era un tumor maligno. Se vino la radioterapia, la quimioterapia y luego de la cirugía”, dice su madre Marisol Cardozo. En junio tuvieron que seguir el tratamiento en la ciudad de Buenos Aires, en tiempos de cuarentena estricta.

Abundan las historias de gurises que deben atravesar dificultades extremas hasta para la vida del adulto. En la Argentina se detectan unos 1400 casos de cáncer infantil por año, o sea, entre tres y cuatro menores de 15 años son diagnosticados por día. De ese total, cerca del 40% son atendidos en el Hospital Garrahan, como sucedió con Alessio. La luz de esperanza es que la detección temprana, el tratamiento adecuado y el cuidado integral del paciente dan lugar a que la posibilidad de cura pueda concretarse en más del 80 por ciento de los casos.

Sonia Tolosa, pediatra del Hospital Justo José de Urquiza, dice acerca de los casos específicamente de la región que “no son tan frecuentes, pero si se detectan”, y añade que “los más comunes son leucemia, linfomas y tumores cerebrales; no son tan raros los óseos”. Cuando se percibe algún sintoma en el paciente, en el nosocomio uruguayense “se le hace estudios de laboratorio específicos e imagines, radiografía y tomografía”. Sobre el procedimiento en el caso de que se le diagnostique algún tumor, la doctora Tolosa explica: “Ante la detención, si los tumores son sólidos se derivan a Buenos Aires. Mientras que los de la sangre, como la leucemia, se derivan a Paraná”.

Para continuar con el tratamiento, en junio de 2020, Alessio tuvo que dejar su casa, su hermano, sus juguetes, sus amistades, su escuela y tantas otras cosas para irse a la ciudad de Buenos Aires, un mundo nuevo para él y su familia. Allí permaneció hasta abril de 2021, en días de cuarentena estricta, un virus en el aire del que aún dudaban su forma de contagio y con sus defensas bajas por las quimioterapias.
“Días feos, horribles, interminables”, relata la madre, y cuenta que Alessio “sólo salía por sus controles al laboratorio día por medio y a sus internaciones por quimioterapia o radioterapia”.
—¿Cómo estaba de animo?
—Tenía sus momentos. Feliz, jugando. En otros tirado en la cama sin animo de nada. Pero fue un nene que jamás se quejó de lo que estaba viviendo. Solo que estaba aburrido, que extrañaba sus juguete y a su hermano, pero nunca se quejó de nada.
Su familia necesitaba desde un lugar para alquilar en CABA —con lo costoso que es— hasta medios de transporte para que Alessio pueda seguir con su tratamiento en el Garrahan. Para ese asunto aparecieron los vecinos de Caseros y aledaños, quienes se movilizaron para recaudar fondos. Eventos con ventas de pollos, rifas, depósitos a la cuenta bancaria o en sobres dejados en la puerta de la casa de Alessio. Una solidaridad inmensa.
“Sinceramente nos sorprendió, nos alegró y nos emocionó muchísimo. No hubiese sido posible el tratamiento de Alessio”, dice Marisol con la voz resquebrajada.

“Bienvenidos. Los estábamos esperando”, dice un pasacalle. Vecinos de Caseros, pero también de San Justo, Pronunciamiento, San Cipriano, se unen en una caravana para celebrar la llegada de Alessio al pueblo. Cuadras y cuadras de vehículos, con globos amarillos o rojos y blancos, encabezados por un autobomba de los Bomberos. El gurí baja de una camioneta blanca en la puerta de su casa. Lleva puesta la casaca de su equipo favorito, River, un barbijo celeste y una pelota en mano, que apenas suelta para entregar abrazos a todos. Dice Marisol, su madre, que la sorprendió aquella actitud de su gurí debido a la timidez que acostumbra. Todo aquel afecto que recibió, Alessio parecía quererlo devolver.
“Cada cuatro meses hace controles. Todo está perfecto. Después hacemos consultas con distintos especialistas debido a las quimios que recibió”, agrega la mamá de Alessio. A la semana de su vuelta a Caseros retornó a la escuela con normalidad. Fanático como es del fútbol, la buena nueva para él sucedió hace unos días, cuando volvió a jugar un partido de fútbol en su club Juventud de Caseros. Curiosamente le tocó en la cancha que lleva el nombre de su abuelo. Como si fuera una mueca del destino.

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