Aceleracionismo

Por Juan Martín Garay (*)

 La teoría política y social del aceleracionismo entiende al conflicto como el necesario medio para arribar a un objetivo superior, el colapso social que permita la construcción de un nuevo Estado (sea cual fuere). Bajo los principios del “Libertarismo” algunos grupos de los distintos pensamientos extremistas del amplio abanico dogmático empezaron a autodenominarse aceleracionistas. Varios analistas coinciden en que este pensamiento es como “una herejía política” donde hay deseos, tecnologías y procesos que el capitalismo hace surgir y de los que se alimenta, pero que no puede contener; y que por lo tanto los aceleracionistas entienden necesario acelerar estos procesos para empujar al sistema más allá de sus límites.

El manifiesto

En una entrevista dada a Perfil por Nick Srnicek, coautor junto a Alex Williamsy de “El Manifiesto por una política aceleracionista”, éste comenta que: “En la segunda década del siglo XXI la civilización global se enfrenta a un nuevo tipo de cataclismo; las apocalipsis que se avecinan dejan en ridículo las normas y las estructuras de organización política que forjaron el nacimiento de los Estados-nación. En contraste con estas catástrofes en aceleración continua, la política actual se caracteriza por un inmovilismo incapaz de generar nuevas ideas (…) mientras la crisis social se acelera y refuerza, la política se ralentiza y debilita, en esa parálisis del imaginario político el futuro queda anulado. Ante el fracaso de las políticas neoliberales que llevaron a las crisis mundiales de 2007 y 2008, se procuró ahondar más aún en un dogma que proponga políticas libertarias, creencias que aunque miopes resultan hipnóticas”.

Srnicek entiende a la política como “un sistema dinámico de conflictos, adaptaciones y contraadaptaciones permanentes”; donde “la democracia no puede ser reducida solo a los medios que emplea (votación, alternancia, división de poderes) sin la progresiva mejora de las condiciones de vida”. Toda una definición a nuestra realidad electoral actual. Por eso el malestar social y político fruto de esa democracia incompleta explica el surgimiento de las expresiones de extrema crudeza institucional y política que padecemos actualmente.

La impaciencia social

En ese “aceleracionismo” aparece un representante local con marcada incidencia en redes, un “influencer economista”. Este invento mediático de una parte de la consultoría económica nacional y los medios de comunicación, se presenta como representante del hartazgo de una sociedad más proclive que nunca a hacer un salto al vacío por el sólo hecho de no tener confianza en las ya consolidadas opciones tradicionales. Un personaje “bancado” por los intereses en la sombra a los que representa y que se muestra como la resultante de un fenómeno multicausal: la combinación de varios aspectos reaccionarios a la realidad económica y la pérdida del poder adquisitivo junto a un marcado aceleramiento tecnológico de la información y la comunicación. Esto no es un enfrentamiento de ideologías, nada más lejos de eso, sino que es un incremento de la tasa de impaciencia social. Como opinan analistas políticos, la gente ya no respalda proyectos, lisa y llanamente rechaza a la política y a quienes la representan, por eso un “outsider de la política” ha sabido recoger lo que el “río revuelto” le brindó para su red de pescador de votos.

Lo importante

Como siempre, lo más importante es lo que pasa con la gente. En esta sociedad atravesada por internet los líderes ya no son tales. Las personas comunes, los ciudadanos de a pie tienen el poder y según la edad se organizan en poco tiempo a través de las redes para movilizarse presencialmente o de manera digital a la hora de hacerse escuchar y porque no también imponer sus puntos de vista. Hay un choque entre la bronca y la esperanza, entre la irreverencia de una juventud apasionada que pretende un futuro mejor que no quiere se le escape de las manos y por otro un abanico de historias de encuentros y desencuentros de aquellas personas que ya peinan canas y han pasado (y soportado) los vaivenes cíclicos económicos de las últimas décadas. Todos dicen ¡basta!

El problema no sólo es económico, es más amplio aún. Por eso es verdad que se necesita de un cambio para el tiempo que viene, pero no por ello dar un salto al vacío. La gente quiere ser parte del cambio, quiere percibirlo, vivirlo, por eso lo reclama en voz alta y con mucha fuerza mediante la posibilidad que da el voto en esta oportunidad. La elección que tenemos el próximo domingo es crítica, porque por un lado hay una oferta reducida a una falsa promesa pero con mayor desigualdad, conflicto y caos. Y por otro lado está la construcción del futuro con inclusión real y desarrollo humano.

Al colapso del ideal de un futuro mejor, fruto de la situación social regresiva en la que nos encontramos, vayamos por lo importante, el voto por un futuro más moderno con una alternativa totalmente distinta a la que los libertarios son capaces de generar. El futuro depende de nosotros, tenemos que liberar nuestros horizontes hacia las posibilidades que se ofrecen en el encuentro nacional desde la opción electoral de Unión por la Patria.

(*) Concejal Electo el 22/10/2023. Actual Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde el 2019. Presidente de Bloque Concejales del PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-