Héctor Shalom, director del Centro de Ana Frank, y Martina Barraza, editora de la editorial Eudeba reflexionaron sobre cómo la obra «es imprescindible para sensibilizar, sobre todo en edades tempranas», sobre las desigualdades sociales, la discriminación, el amor, la amistad y la familia.
POR LEILA TORRES
Ana Frank comenzó a escribir, pocas semanas antes de que su familia se escondiera del nazismo en junio de 1942, en un diario donde aborda, de manera íntima y reflexiva, distintas temáticas como las desigualdades sociales, la discriminación, el amor, la amistad y la familia, aspectos que, según Héctor Shalom, director del Centro de Ana Frank, y Martina Barraza, editora de la editorial Eudeba, convierten a ese diario en una obra que atraviesa generaciones aún a 75 años de su publicación y cuya lectura «es imprescindible para sensibilizar, sobre todo en edades tempranas».
Para Barraza, editora en Eudeba, Ana «era muy consciente de que sus escritos no iban a ser solo un medio para descargar sus íntimas emociones». Estando ya escondida la joven escritora escuchó en la radio al ministro de Educación, Arte y Ciencias del Gobierno holandés en el exilio, rogando a la población en la patria ocupada guardar sus cartas y diarios, para que después de la guerra sirvieran como testimonio para futura historiografía.
«A partir de ese momento se puso a trabajar con toda la energía en la reescritura de su diario para la elaboración de la novela ‘La casa de atrás’, que no pudo terminar porque en agosto de 1944 la capturaron», relata Barraza. Pese a este evento, la voz de Ana encapsulada en el diario atraviesa generaciones conforme pasan los años. «No pudieron callar la voz de Ana ni matar su sueño, que fue cumplido por partida doble: logró condensar en un mismo escrito un valioso documento de época y una obra literaria de exquisita calidad», considera la editora del «Diario de Ana Frank».
«No pudieron callar la voz de Ana ni matar su sueño, que fue cumplido por partida doble: logró condensar en un mismo escrito un valioso documento de época y una obra literaria de exquisita calidad»Martina Barraza
El diario es un clásico que nos cuenta, desde la subjetividad individual de Ana Frank, una parte de la historia universal y su escritura opera sobre nosotros en muchos sentidos. Desde su veta como psicoanalista, Shalom considera que «la historia individual, sea la de Ana o la de cualquier testimonio, ayuda a entender cómo un fenómeno colectivo impactó en una persona. Entonces hay un ejercicio pedagógico de ir de lo individual a lo colectivo y de lo colectivo a lo individual».
Por lo tanto, el libro permite reflexionar, a partir de la historia personal, sobre un proceso de identificación, para ver el rostro de esa persona y poder abordar fenómenos sociales tan crudos como el Holocausto o los crímenes cometidos durante las dictaduras militares. «Partiendo de la historia de Ana Frank como acto de resistencia, su historia es un recurso para entender procesos masivos«, afirma el director del Centro Ana Frank.
«La voz de Ana está vigente, prueba de ello es la persistencia de la lectura del Diario en todas partes del mundo. Si bien convoca a todas las generaciones, su impacto es mayor en el público que tiene la misma edad que ella tenía al escribir esta obra, los adolescentes», observa Barraza, editora también de «Querida Kitty» –la novela que Ana elaboró a partir del diario–.
En ese sentido afirma tener el «grato trabajo» de editar desde hace algunos años las publicaciones que realiza el Centro Ana Frank de Argentina con los resultados de los concursos para adolescentes. «En ellos, a partir de la lectura del Diario, se convoca a los jóvenes a realizar proyectos de inclusión social para implementar en la escuela y a escribir textos literarios que aborden las problemáticas que Ana trató en sus escritos: la discriminación, la violencia y la opresión. En el espíritu de esos jóvenes puede verse la voz de Ana más viva que nunca, y son ellos, los jóvenes, quienes actualizan una y otra vez el mensaje que ella quiso dejar a la humanidad«, cuenta Barraza.
«¡Escribiendo me libro de todo, mi tristeza desaparece, mi valentía revive! Pero –y esa es la gran pregunta– ¿podré escribir algún día algo grande, llegaré algún día a ser periodista y escritora? ¡Espero que sí, ay, espero tanto que sí! Porque en la escritura lo puedo fijar todo: mis pensamientos, mis ideales y mis fantasías», escribió Frank.
¿Qué aspectos de la experiencia que narra El diario de Ana Frank siguen convocando a nuevos lectores a 75 años de su publicación? ¿Cómo se resignifica la obra en un contexto actual de la guerra entre Rusia y Ucrania? «Así como son actuales los pensamientos de Ana sobre la amistad, sobre el amor y sobre el arte, lamentablemente también lo son aquellos sobre la guerra. Pareciera que todo ha cambiado y que nada lo ha hecho al mismo tiempo», reflexiona Barraza.
En la obra, Ana Frank plantea una idea que, según la editora, «no se oye con frecuencia». La joven escribe en el diario: «Yo no me creo que la guerra solo provenga de los grandes hombres, de los gobernantes y capitalistas, nada de eso, a los pequeños hombres también les gusta; si no, los pueblos se habrían rebelado contra ella hace rato. Es que las personas tienen un afán de destruir, un afán de matar, de asesinar y de estar furiosas, y mientras la humanidad toda, sin excepción, no sufra una gran metamorfosis, la guerra hará estragos».
Según Barraza «la guerra está siendo documentada en tiempo real» y las redes se convierten en «el otro campo de batalla». «Así como Ana encontró en su diario una herramienta para volcar sus pensamientos, hoy los ciudadanos tratan de burlar, como se pueda, la censura. Tras sufrir el bloqueo de Instagram, Facebook y Twitter, los rusos se vuelcan a TikTok, o echan mano de las conexiones VPN para mantenerse comunicados», advierte la editora del «Diario de Ana Frank».
Actualmente, parece haber un resurgimiento de los discursos de odio que buscan aniquilar grupos culturales así como identidades por su condición de género, raza, procedencia, religión y el antisemitismo forma parte de una de esas expresiones. La obra testimonial de Ana Frank contiene aportes que pueden colaborar al cuestionamiento de este tipo de discursos.
Héctor Shalom, director del Centro Ana Frank en Argentina ha advertido sobre estos mensajes de odio que se están instalando. «Ana Frank no menciona directamente los discursos de odio pero menciona las prohibiciones que tenían», relata.
En esta línea, el Centro impulsó un proyecto de jornadas nacionales «para generar conciencia sobre los efectos que tiene reproducir discursos de odio» que está «destinado a comunicadores y comunicadoras», detalla el director.
Las redes sociales se convierten en el escenario donde estos discursos circulan con mayor rapidez y, según Shalom, este tema resulta complejo porque las redes además imponen «brevedad» y muchas veces, el anonimato. «Con lo que nosotros trabajamos en redes donde generamos información, conocimiento, no respondemos agresiones ni a violencias. La respuesta a la provocación no es la estrategia, sino estrategias proactivas y no contestatarias», especificó.
«La lectura del Diario es imprescindible para sensibilizar, sobre todo en edades tempranas», precisa Barraza y acota que «en Argentina se cuenta con la Ley 26.809, que establece el 12 de junio de cada año (día del natalicio de Ana) como el Día de los Adolescentes y Jóvenes por la Inclusión Social y la Convivencia contra Toda Forma de Violencia y Discriminación», la cual fomenta que ese día se realicen actividades conmemorativas y de sensibilización en los establecimientos educativos. «El empeño en inculcar el paradigma de los derechos humanos debe estar más presente que nunca en todos los niveles educativos para impedir el avance de estas corrientes peligrosas», considera Barraza.