Se cumplen 45 años de la instauración de una dictadura teocrática en Irán. El 11 de febrero de 1979, el ayatollah Jomeini, tras el triunfo de la revolución que encabezó, tomó el poder absoluto del país y proclamó la República Islámica de Irán. Que el régimen iraní se autodenomine “república” es una flagrante contradicción en los términos, que sin embargo hemos naturalizado y casi nadie cuestiona. No hay república sin democracia pluralista, sin libertades civiles y políticas, y sin igualdad ante la ley. República y teocracia, aunque se pretenda relativizarlo, y aunque se vote, son absolutamente incompatibles. Es verdad que el nuevo sistema absolutista sustituyó a una monarquía, pero eso no alcanza para poder exhibir los atributos esenciales de una verdadera república.
El saldo de estos 45 años es tenebroso y constituye una afrenta para el mundo libre, además de una amenaza que en algún momento habrá que neutralizar, si es que Occidente no quiere que algún día las retrógradas leyes de la sharía imperen en sus calles.
Quizás el mejor testimonio que podamos encontrar estos días para caracterizar al ominoso régimen de los ayatollahs sean las palabras de una valiente mujer iraní, Masih Alinejad, periodista y activista exiliada en los Estados Unidos.
Algunas de las expresiones recientes de Masih Alinejad en las redes sociales son útiles para comprender la realidad que se vive en Irán, una realidad en la que impera una sistemática violación de los derechos humanos y de negación de las libertades, en especial teniendo como víctimas a mujeres y opositores al gobierno.
Niños en el reino del miedo
El 30 de octubre del año pasado señaló, a propósito de los vínculos entre los perpetradores de la masacre del 7 de octubre en Israel y el gobierno que sojuzga a su país, que “Hamás y la República Islámica son terroristas y no hablan en nombre del pueblo de Irán o Palestina… Seamos honestos: la crisis actual se debe en gran medida a Hamás, que tomó el control de Gaza en 2006 y no ha permitido elecciones desde entonces. Gaza podría haber sido otro Dubai o Singapur. En cambio, Hamás desvió fondos para construir túneles y obtener cohetes y armas de la República Islámica de Irán, el mayor patrocinador del terrorismo en el mundo, para hacer la guerra. La gran mayoría de los iraníes no apoyan a la República Islámica y son rehenes de las políticas destructoras de almas del régimen… A Hamás no le importan los palestinos. Hamás sabía exactamente cómo respondería Israel al brutal ataque contra sus ciudadanos el 7 de octubre. Hamás es como ISIS. Debe ser destruido”.
El 28 de enero publicó: “Fue un honor pronunciar un discurso en el Museo del Holocausto donde condené la negación del Holocausto por parte de la República Islámica. Llamé a Occidente a adoptar una postura dura contra el régimen de Irán, que está decidido a eliminar a Israel y matar a su propio pueblo”.
El 29 de enero, Masih Alinejad escribió: “Pejman Fatehi, preso político kurdo, fue ejecutado ayer por la República Islámica. Su hijo le dijo a su madre antes de que lo mataran que no se cortaría el cabello hasta el día en que su padre saliera libre de prisión. Sólo tiene 5 años y esta mañana se ha despertado con la noticia de la ejecución de su padre en manos del régimen de Irán. Hoy su mamá le cortó el pelo. Pejman Fatehi ya no sufre a manos del régimen, pero debería seguir vivo hoy. Sufro por las familias de las víctimas de este régimen asesino. Mientras se permita a la República Islámica actuar con impunidad, se perderán más vidas inocentes. Ningún niño debería crecer con el miedo de ver a sus padres ahorcados por sus opiniones políticas”.
El mismo día, a propósito de la ejecución de cuatro opositores, expresó: “los ahorcaron a todos. Sí, la República Islámica los mató a todos justo después de la llamada a la oración esta mañana. … La República Islámica es uno de los más letales virus en el mundo. Lo que pasó en Medio Oriente no se va a limitar a Medio Oriente. Va a infectar al resto del mundo.”
No se trata de casos aislados, se trata de un régimen que apela de manera sistemática al terrorismo de Estado, y que pretende exportar su funesta “revolución” a otras latitudes.
Y el 1 de febrero escribió: «Soy una mujer de Irán. Les pedí ayuda a mis hermanas estadounidenses en el Congreso porque el régimen de mi país, Irán, arrestó a mujeres por el crimen de caminar sin el velo cubriendo su rostro. Les dije que el régimen en Irán violaba a mujeres, las gaseaba, azotaba y mataba simplemente por mostrar su cabello… Sólo quiero que las mujeres de Irán y Afganistán tengan la misma libertad que ustedes tienen en Estados Unidos. Conocemos a los Estados Islámicos mejor que ustedes. Hemos experimentado las leyes de la Sharia y lo sabemos; La violación y el asesinato están en el ADN de los Estados islámicos. Eso es todo».
Tengo la sensación de que esta mujer está haciendo más por las causas de la libertad y del feminismo que muchos gobiernos y muchas organizaciones feministas. Que no esté sola. Y que ¡viva la libertad…!
(*) Arquitecto Especialista en Planificación Urbano Territorial, integra la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCU.