Según análisis basados en el Presupuesto 2026 recientemente aprobado, el financiamiento para las universidades nacionales caerá a un histórico 0,47% del PBI, el nivel más bajo desde 2005, lo que representa una reducción real del 33,8% respecto a lo ejecutado en 2023.
La Ley de Presupuesto para 2026, que incorporó el polémico artículo 30, derogó el artículo 9 de la Ley 26.206 que establecía que «el Estado garantiza el financiamiento del Sistema Educativo Nacional» con un piso del 6% del PBI. En el caso específico de la educación superior, la inversión proyectada para 2026 será del 0,47% del PBI, un porcentaje que no se registraba desde 2005. En 2024, la inversión ya había sido la menor desde ese año, con un 0,49% del PBI, contra un pico del 0,87% en 2017.
El 90% del financiamiento de las universidades nacionales proviene de transferencias del gobierno nacional. Según un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, en 2024 el 88% de esos fondos se destinó a salarios de docentes, personal no docente y demás trabajadores; el resto a actividades de extensión, investigación y funcionamiento de hospitales universitarios. La reducción presupuestaria ya se tradujo en una pérdida de cerca del 30% del poder adquisitivo salarial desde el inicio de la gestión, según el mismo análisis.
Impacto y recortes en otras áreas:
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) estima, en base a datos oficiales, los siguientes recortes reales para 2026 respecto a lo ejecutado en 2023:
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Universidades nacionales: -33,8%
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Educación y Cultura (general): -47,3%
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Becas y transferencias para estudiantes: -76,6%
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Ciencia y tecnología: -48,8%
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Educación técnica: -93% (tras la derogación del artículo 52 de la Ley 26.058 que establecía el Fondo Nacional para la Educación Técnico Profesional, con un mínimo del 0,2% del PBI).
La ley también eliminó los artículos 5, 6 y 7 de la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que establecían un aumento progresivo del presupuesto hasta alcanzar el 1% del PBI en 2032 y garantizaban que la asignación no sería inferior a la del año anterior.
Para 2026, incluso si se cumple la inflación proyectada del 10,1%, los recursos para educación superior crecerían solo un 0,8% respecto a 2024, insuficiente para compensar la caída acumulada.










