LA CONTRA… La Edad de Oro del latrocinio marítimo

Por Luis B. García
Escritor – Periodista

1.
Las potencias tienen una sola lógica. Así como asesinan en tierra, masacran en alta mar. El forajido siente que el agua salada lava cualquier traza de ley o humanidad. El mar no tiene fronteras; la codicia menos. Los vecinos de la isla Cubagua, en Venezuela, avistan un amenazador navío extranjero. Todos acuden a la defensa. Con ayuda de buceadores indígenas, Diego González de Serpa aborda y vence al corsario Diego Ingenios. Corre el año de 1528. Es la primera batalla naval del Nuevo Mundo.

2.
La guerra con los facinerosos apenas comienza. Piratas portugueses asaltan Cubagua en 1541. Malhechores franceses destruyen Nueva Cádiz en 1543 y el año siguiente Cabo de la Vela. El traficante de esclavos inglés John Hawkins desvalija Cumaná y Curazao en 1565. Su colega Jean de Bontemps asalta Margarita y Borburata en 1565. Jacques Sore y Jean de Bontemps las saquean en 1567. John Lovell y Francis Drake las devastan en 1567. Ese mismo año Borburata es arrasada junto con la isla Coro, al este de la desembocadura del Orinoco, por el pillo francés Nicolás Valier.



3.
Oleadas de forajidos acompañan las marejadas imperiales. El malandrín John Hawkins incursiona Curazao y Río de la Hacha en 1568. Los bandoleros Wiliam y George Winter devastan Borburata en 1571. Ese mismo año, 12 naves del facineroso Caxim incursionan contra Margarita. Piratas franceses e ingleses incursionan contra Coche y Cumaná entre 1572 y 1582.
En 1576 el criminal Andrew Barker asalta Trinidad. Sus colegas franceses saquean Bonaire en 1584.

4.
Desesperado por la densa nube de piratas ingleses que diezma sus flotas y asalta las costas americanas, Felipe II asesta contra Inglaterra una Armada Invencible que es dispersada por los brulotes de Francis Drake y barrida por las tormentas. Tras esta declaración de guerra, los saqueadores se legitiman con patentes de corso. Y vaya que honran sus títulos.
El vandalaje ocasional cede el paso a incursiones que aspiran a la ocupación territorial. El ratero Jacob Whiddon desvalija Trinidad en 1594. Robert Dudley explora Trinidad y el Orinoco en 1595. El elegante sir Walter Ralegh asalta al mismo tiempo Trinidad y su cómplice Amyas Preston pilla e incendia Caracas. Al año siguiente el alquimista Lawrence Keymis irrumpe en el Esequibo y Santo Tomé de Guayana, mientras Anthony Sherley asalta Araya y Cabo Codera.

6.
La piratería es política, la política piratería. Holanda libra una Guerra de Independencia contra España mientras extiende el comercio y la rapiña por el orbe. Sus flotas e industrias dependen de la sal para preservar el pescado y los quesos, curtir cueros, fabricar pólvora. Felipe II les cierra las salinas de Setúbal (Portugal). En busca del preciado recurso caen sobre Guayana y Araya. Desde 1598 los maleantes holandeses Jan Van Leyen, Adriaen Reydersten y A. Cabeliau rapiñan Guayana y Trinidad. Entre 1600 y 1604 roban sal gema naves corsarias de combate y transporte en el estado de Sucre. El corsario holandés Badwoin Hendrick saquea en 1626 las ciudades vnezolnas de La Asunción, Pampatar, Araya, Coche y Bonaire en 1626. El rufián holandés Adrian Janzoon Pater destruye Santo Tomé de Guayana en 1629. Otros corsarios holandeses explotan la sal de La Tortuga y Tobago hasta que son desalojados en 1631. La “Batalla de la Sal” concluye cuando los corsarios holandeses Van Baalbeck y Pierre Le Grand conquistan Aruba, Curazao y Bonaire en 1634. Allí instalan definitivamente sus salinas y el más infame mercado de esclavos del Nuevo Mundo.

7.
Pero la Edad de Oro del latrocinio marítimo apenas comienza. El pillo holandés Bernardo Jansen asalta Santo Tomé de Guayana en 1664. Los ladrones franceses L’Olonnais y Miguel el Vasco saquean Maracaibo y Gibraltar en 1665; el caco Henry Morgan las desvalija en 1669. D’Estrées intenta la conquista de Curazao y encalla su flota en Isla de Aves de Sotavento en 1678; con los restos de ella el “Chevalier” de Grammont asalta Maracaibo, Gibraltar y Trujillo; mientras el marqués de Maintenon asalta Margarita, Trinidad, la costa de Caracas. En 1814, el “Pacificador” Morillo agrede Venezuela con una armada de 60 navíos. La lista sigue y sigue.
En 1902, 15 acorazados de Inglaterra, Alemania e Italia cercan Caracas. De tantos y tan rapaces asaltantes nada queda. Venezuela permanece.