Un uruguayense designado como secretario de Ciencia y Tecnología en el Rectorado de la UTN

El docente e investigador de la Facultad Regional Concepción del Uruguay fue designado para conducir el área que define las políticas científicas y tecnológicas de toda la universidad, con mandato hasta 2029 y el desafío de sostener la investigación en un contexto complejo.

Por: Matías Dalmazzo



El licenciado Omar Roberto Faure fue designado como secretario de Ciencia y Tecnología de la Universidad Tecnológica Nacional, cargo que desempeñará en el ámbito del Rectorado, con responsabilidad sobre todas las facultades regionales del país, en el marco de una gestión que se proyecta hasta 2029. La decisión involucra a un referente académico de la Facultad Regional Concepción del Uruguay, con más de dos décadas de trayectoria en docencia e investigación dentro de la UTN.

Faure inició su recorrido institucional en marzo de 2001 en la Regional Concepción del Uruguay, donde desarrolló tareas académicas con dedicación exclusiva, integró y luego impulsó el Grupo de Mecánica Computacional y Estructuras, y formó recursos humanos que hoy continúan su camino en el sistema científico. Desde ese espacio construyó una carrera marcada por la investigación aplicada, la formación de grado y posgrado y el fuerte vínculo entre la universidad y el territorio.

La nueva función lo ubica al frente de un área estratégica desde la cual se definen lineamientos, prioridades y políticas de ciencia, investigación, desarrollo e innovación para toda la UTN. En diálogo con la redacción de La Calle, Faure analiza el recorrido que lo llevó a este rol, los desafíos del sistema universitario y científico, el impacto de la aceleración tecnológica y las expectativas personales e institucionales que abre esta etapa, a la que define como la más relevante de su vida profesional.

-Su recorrido dentro de la UTN comenzó en la Regional Concepción del Uruguay hace más de dos décadas. ¿Qué huellas cree que dejó ese camino como docente e investigador en su forma de asumir hoy una responsabilidad de alcance nacional?

-Mi recorrido en la UTN se inicia hace casi 25 años en la Regional Concepción del Uruguay, donde me desempeño como docente con dedicación exclusiva y continúo dictando regularmente asignaturas de grado y posgrado. Provengo de una formación en Matemática Aplicada realizada fuera de la Tecnológica —la licenciatura en la Universidad Nacional del Litoral y el doctorado en la Universidad de Lieja, Bélgica—, lo que me permitió, desde el inicio, aproximarme a la UTN con una mirada complementaria. En ese sentid, siento un profundo agradecimiento hacia la Facultad Regional Concepción del Uruguay y a las autoridades de aquel momento, que confiaron en mi incorporación y generaron las condiciones institucionales necesarias para que pudiera desarrollar mi actividad académica, formar recursos humanos y consolidar líneas de investigación y desarrollo. La universidad pública, en ese marco, fue y sigue siendo un espacio fundamental de oportunidades, crecimiento y compromiso colectivo.

En ese ámbito desarrollé tareas de investigación y desarrollo de manera sostenida, creando inicialmente el grupo de Métodos Numéricos, que luego dio origen al Grupo de Mecánica Computacional y Estructuras (GIMCE), donde en los últimos años se han formado doctores que hoy continúan su trayectoria académica. Este recorrido me permitió comprender en profundidad el perfil de la UTN, su identidad tecnológica y su fuerte anclaje territorial. Asumir hoy una responsabilidad de alcance nacional implica, también en lo personal, una necesaria reconversión de mi rol, y entiendo que uno de los principales desafíos hacia el futuro es fortalecer enfoques interdisciplinarios que integren saberes y capacidades diversas.

 -La Secretaría que ahora conduce es un espacio donde se definen lineamientos estratégicos. Para el lector que no está familiarizado con la estructura universitaria, ¿qué rol cumple concretamente la Secretaría de Ciencia y Tecnología dentro de la UTN?

-La Secretaría de Ciencia y Tecnología es el ámbito desde el cual se establecen las políticas directrices en materia de ciencia, investigación, desarrollo e innovación para toda la Universidad Tecnológica Nacional. Entre sus funciones se encuentra la definición de líneas prioritarias, la coordinación de programas y la articulación de acciones entre las distintas facultades regionales.

Su rol no se limita a la gestión de proyectos, sino que implica una mirada estratégica sobre cómo se desarrollan las tareas de investigación y desarrollo en la universidad, cómo se articulan con la docencia, la vinculación tecnológica, la extensión y las relaciones institucionales e internacionales, respetando la diversidad y la complejidad propias de una universidad federal como la UTN.

 -Asume este cargo en un período de gestión que se proyecta hasta 2029. ¿Cuáles son las primeras prioridades que se plantea para estos cuatro años y qué aspectos considera indispensable consolidar o profundizar?

-El contexto actual presenta importantes dificultades para el sistema científico-tecnológico en general y para la universidad pública en particular. En ese marco, una prioridad central será sostener y fortalecer las líneas de investigación y desarrollo ya consolidadas, al tiempo que se promueve el crecimiento de aquellas que se encuentran en expansión y se acompaña el desarrollo de líneas incipientes con potencial estratégico.

La UTN cuenta con una amplia diversidad de capacidades, y nuestra tarea será generar condiciones para su fortalecimiento, promoviendo además una mayor articulación entre las tareas de investigación y desarrollo, la vinculación tecnológica y las demandas del medio productivo, con el objetivo de visibilizar capacidades que muchas veces no son plenamente conocidas por la industria.

-En un contexto de debate nacional sobre el presupuesto educativo y científico, ¿qué desafíos observa hoy para sostener y fortalecer la investigación universitaria sin perder calidad ni vocación pública?

-El principal desafío es sostener la calidad académica y la vocación pública de la universidad en un escenario nacional complejo, marcado por restricciones presupuestarias y por un clima en el que la educación superior y la ciencia no solo han dejado de ocupar un lugar prioritario en la agenda pública, sino que en algunos discursos parecen ser concebidas como un problema antes que como una inversión estratégica. Esta situación genera un marco de alta incertidumbre para el sistema universitario y científico-tecnológico.

En este contexto, resulta indispensable no solo optimizar los recursos disponibles, sino también avanzar de manera responsable en la búsqueda de fuentes de financiamiento complementarias, provenientes de carriles distintos a los exclusivamente estatales, aun cuando en el presente ese camino no aparezca como prioritario ni plenamente desarrollado. Este esfuerzo debe realizarse sin resignar la autonomía académica ni el carácter público de la universidad.

Al mismo tiempo, es fundamental reconocer y fortalecer el principal capital con el que cuenta la universidad: el talento de sus investigadores y la profunda vocación y pasión con la que muchos de ellos desarrollan sus tareas de investigación y desarrollo, incluso en condiciones adversas. La ciencia constituye un pilar central para el desarrollo económico y social de un país, ya que permite generar conocimiento, innovar en procesos productivos, mejorar la competitividad, agregar valor y dar respuestas a problemáticas sociales, ambientales y tecnológicas complejas.

La investigación universitaria no es sustancialmente distinta de la práctica propia de la ingeniería: demanda creatividad, capacidad para abordar problemas complejos y una sólida formación técnica. En este sentido, la formación de los profesionales de la UTN constituye un aporte estratégico para generar conocimiento, innovación y transferencia, fortaleciendo el impacto científico, tecnológico y social, aun en escenarios poco favorables,

y contribuyendo de manera directa al desarrollo sostenible del país, sin resignar el compromiso público de la universidad.

-Usted definió este nombramiento como el desafío más relevante de su vida profesional. En lo personal y en lo institucional, ¿qué espera haber aportado cuando concluya esta etapa al frente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología?

-En lo personal, considero este cargo como una etapa de fuerte responsabilidad y también de aprendizaje, que implica una reconversión de mi trayectoria previa centrada en la docencia y las tareas de investigación y desarrollo. Aspiro a contribuir a la construcción de consensos entre los distintos actores del sistema científico-tecnológico de la UTN, promoviendo una planificación estratégica compartida.

En lo institucional, espero haber aportado al fortalecimiento de una Secretaría con políticas claras, integradas y sostenibles, que potencien las capacidades existentes y respeten la identidad de la UTN como una universidad con fuerte vocación tecnológica, amplia presencia territorial y marcada heterogeneidad.

-Desde su perspectiva, ¿qué desafíos nuevos plantea la aceleración tecnológica —como la inteligencia artificial o la digitalización— para la investigación universitaria?

-La aceleración tecnológica plantea desafíos significativos para las tareas de investigación y desarrollo en el ámbito universitario. La inteligencia artificial, la ciencia de datos, las redes neuronales y su aplicación transversal a distintas disciplinas requieren nuevos enfoques metodológicos, mayor interdisciplinariedad y una actualización permanente de las capacidades académicas.

Al mismo tiempo, este escenario abre oportunidades relevantes, comparables a transformaciones anteriores como el impacto de la física cuántica o la democratización del acceso a las computadoras. La universidad tiene el desafío de incorporar estas tecnologías de manera crítica y responsable, orientándolas al desarrollo científico, tecnológico y social.