La nueva estrategia de seguridad nacional presentada por el gobierno de Donald Trump marca un «cambio ideológico y sustantivo» en la política exterior estadounidense, estableciendo una postura de confrontación sin precedentes hacia Europa y abandonando roles tradicionales como árbitro entre Europa y Rusia.
El documento, titulado bajo la doctrina «Estados Unidos Primero», es descrito como «profundamente pragmático» y basado en decisiones que hagan al país «más poderoso y próspero». Representa un reajuste que incluye la redistribución de recursos militares en el hemisferio occidental.
Crítica a Europa y la OTAN
La estrategia otorga un «maltrato desconocido» a aliados tradicionales, particularmente europeos. Critica síntomas que considera «nefastos y represivos» en Europa, como «el derrumbe de la natalidad, la pérdida de identidades nacionales, la represión de opositores políticos, la censura de la libertad de expresión, la asfixia reglamentaria y la inmigraci ón». Señala que el continente «será desconocido en 20 años o menos» y que «a largo plazo ciertos miembros de la OTAN no serán más europeos».
Pese a la crítica, afirma que Europa sigue siendo «estratégica y culturalmente vital» para EE.UU., y su objetivo es «ayudar a Europa a corregir la trayectoria actual», alentando «el crecimiento de partidos patrióticos».
Abandono de Roles Tradicionales y Prioridades
El documento no menciona a Rusia como una amenaza, ni a alianzas como la que podría formar con China, Irán o Corea del Norte. Respecto a la invasión rusa de Ucrania, no la identifica como una «amenaza potencial para los intereses» estadounidenses, sino que descarga responsabilidades en los dirigentes de la Unión Europea por sus «expectativas irrealistas concerniente esa guerra». Washington no se plantea más como árbitro entre Europa y Rusia ni como aliado de Europa ante la agresión de Moscú.
En Medio Oriente, la región «ha cesado de ser una preocupación central» y EE.UU. debe «abstenerse de ejercer presiones», aceptando la región «tal como es». La defensa de Israel o la amenaza de Irán no figuran como prioridades estratégicas.
Contexto Internacional y Reacciones
El texto fustiga instituciones internacionales como la ONU y la OTAN, acusándolas de profesar «antiamericanismo» y un «transnacionalismo que busca disolver la soberanía de los Estados». Renuncia a cualquier discurso de ejemplaridad de su modelo, empleando un lenguaje centrado en relaciones de fuerza.
En este contexto, se menciona que el canciller alemán Friedrich Merz busca convencer a Bélgica de utilizar activos rusos congelados (165 mil millones de euros) para financiar gastos militares de Ucrania mediante un «préstamo de reparación». La iniciativa enfrenta oposición por temor a represalias del Kremlin y requiere garantías parlamentarias de los 27 países de la UE, con Hungría y Eslovaquia probablemente en contra.










