EL CABALLO MUERTO

Por Juan Martín Garay (*)

Ante la urgencia de cambiar o quedar en el olvido, aferrarse a las recetas del pasado no es lealtad, sino obstinación. La supervivencia política exige el coraje de desmontar de lo que ya no funciona. Este no es un acto de traición, sino el primer paso indispensable para la reconstrucción.

Cuando el Caballo ya no Galopa



Existe un proverbio de sabiduría ancestral que dice: «Cuando descubres que estás montando un caballo muerto, la mejor estrategia es desmontar». Esta metáfora describe con crudeza la realidad actual del peronismo. Un movimiento que supo ser formidable, capaz de sobrevivir a proscripciones y crisis, pero que hoy parece negarse a aceptar que las estrategias que lo hicieron grande en el pasado ya no sirven para el presente, mucho menos para el futuro cercano.

Hoy parece paralizado por una lealtad mal entendida hacia un animal que ya no respira. El peronismo clásico fue un caballo vigoroso en su época, impulsado por un Estado industrialista y benefactor con un pacto social con trabajadores sindicalizados y una economía de relativo aislamiento. Pero ese modelo comenzó a agotarse hace décadas. La globalización, las traiciones apátridas de los propios, los cambios tecnológicos y la nueva realidad económica terminaron por mostrar que el animal ya no podía galopar. Hay que admitirlo, los errores propios— no lo mataron; simplemente, lo dejaron exhausto.

La tragedia no es la muerte del caballo, sino la terquedad del jinete que, en lugar de aceptar la realidad, insiste en cambiar de montura, aplicar látigos más fuertes o, lo que es peor, culpar al terreno por la inmovilidad. Pretender seguir cargando las alforjas de un proyecto nacional sobre un animal que ya no puede sostenerse es condenar la carga al mismo abismo.

El caballo muerto, aunque inútil, resulta conocido. Esto representa una zona de confort, un manual de acciones predecible. Desmontar genera vértigo porque implica admitir que algunas banderas del pasado, hoy, son trapos que no resuelven los problemas actuales.

El Riesgo de Convertirse en un Kodak Político

El caso de Kodak resulta aleccionador. La empresa que dominó la industria fotográfica durante décadas se aferró demasiado tiempo al negocio de la película tradicional, creyendo que la fotografía digital no la reemplazaría. Su incapacidad para adaptarse a tiempo la llevó a la irrelevancia. El peronismo enfrenta hoy un riesgo similar: seguir hablando de «patria» y «pueblo» con un mensaje hacia el pasado, mientras la realidad lo desmiente en cada esquina, algo que puede convertirlo en una reliquia nostálgica.

El peligro no es que sus banderas —la justicia social, la independencia económica, la soberanía política— hayan perdido valor. El peligro es insistir en enarbolarlas con un lenguaje, unas herramientas y unas soluciones del siglo XX, mientras la sociedad del siglo XXI las experimenta como discursos vacíos, desconectados de sus problemas concretos. La «patria» y el «pueblo» son conceptos eternos, pero su significado material y cultural se redefine en cada época.

La resistencia a esta redefinición no es ideológica; es visceral. Es el miedo a lo desconocido. Perón, en su pragmatismo, lo entendía: instaba a la actualización doctrinaria permanente. Y lo enseñaba cuando instaba a qué en todo tiempo y lugar, el “Movimiento” se debe actualizar política y doctrinariamente. Refiriéndose así a la tarea colectiva de revisar y adaptar las ideas del peronismo a las circunstancias de su tiempo, en lugar de aferrarse a dogmas estáticos. El dogma no es una virtud peronista; es su traición.

La Advertencia en el Territorio: El Peligro es Inminente

Esta crisis no es solo una abstracción nacional. En Entre Ríos, y particularmente en los gobiernos locales, el peronismo enfrenta el riesgo concreto de perder espacios de gestión donde se lo es actualmente o no volver donde se ha perdido en el 2023 si no reacciona a tiempo. Los votantes ya no premian la lealtad histórica; exigen resultados concretos y capacidad para resolver problemas cotidianos.

Creer que por ser «la fuerza histórica» el electorado dará su voto por inercia es el primer paso hacia la derrota. Es un espejismo mortal. Si a nivel nacional el caballo está muerto, en el territorio local muestra jadeos agonizantes. Da sus últimas y agonizantes sacudidas. La inercia del fracaso nacional puede arrastrar a las gestiones municipales, castigando no a los adversarios políticos, sino a nuestra propia incapacidad para renovarnos. El castigo electoral no será entonces por la acción de un adversario externo, sino por la culpa de nosotros mismos.

Hacia un Nuevo Amanecer: La Esperanza Nace de la Renovación

Sin embargo, en el corazón mismo de esta encrucijada reside la semilla de la esperanza. El peronismo tiene en su ADN la capacidad de renacer desde el fondo de sus crisis. Su esencia se basa en un método: la capacidad de leer la realidad y organizar a las mayorías para transformarla. La tarea urgente es rescatar ese pragmatismo flexible, sepultando los dogmas que hoy lo paralizan.

La resurrección debe comenzar desde abajo, desde las cenizas del caballo muerto, por eso es necesario reconocer con humildad que las soluciones de antaño no solucionan los problemas de hoy. La justicia social en el siglo XXI se construye con educación de calidad, inserción en el mundo e inversión genuina que genere trabajo, no solo con un asistencialismo que, aunque paliativo, no construye futuro.

Hay que avanzar en una escucha activa. Recuperar la calle no con actos, sino con presencia. Un proyecto creíble nace de diagnósticos honestos y se construye con equipos capacitados, no con lealtades inquebrantables pero incompetentes. Organizar con el cerebro, no solo con el corazón. La pasión es el motor, pero la razón debe ser el volante. La esperanza no es un deseo; es una estrategia. Se construye con planes concretos y una narrativa que hable del futuro, no solo del pasado glorioso o del presente adverso.

Desde abajo

La resurrección debe comenzar desde abajo: en cada intendencia, cada concejo, cada barrio donde demostremos que somos capaces de escuchar, aprender y cambiar. Con diálogo interno donde se pueda, con elecciones internas donde no. Pero con todos los que quieran estar dentro y sin “fugas” para asegurar libertades.

Desmontar del caballo muerto no es una rendición; es el primer acto de valentía para volver a cabalgar. Es el acto de coraje fundacional. Es admitir qué para salvar al movimiento, hay que sacrificar sus formas agotadas. El futuro no está escrito, pero si no reaccionamos a tiempo, no hará falta que nos derroten; nuestro mayor verdugo será nuestra propia incapacidad para enterrar lo que ya no sirve. Nuestro mayor verdugo no será un oponente político, sino nuestro propio reflejo, mirándonos desde el espejo de la historia como los que no tuvieron el valor de enterrar lo que ya no servía, para poder sembrar lo nuevo.

(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Congresal Provincial PJ ER. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.