MÁS DE 400 DESPIDOS. Quiebra histórica fábrica que hacía yogures y flanes

La crisis de varias industrias de referencia golpea al sector lácteo.

La Justicia decretó la quiebra de Alimentos Refrigerados SA (ARSA), la compañía que desde 2019 se encargaba de la producción de postres y yogures bajo licencia de la histórica marca SanCor.
La resolución del jueza Federico Güerri, a cargo del Juzgado Comercial 29, marca el cierre formal de una crisis que llevaba meses paralizando la actividad de sus dos plantas industriales de Sunchales, Santa Fe, y otra en la localidad bonaerense de Lincoln. Además, cuenta con un centro de distribución en Córdoba y una red de 165 distribuidores que llegan a 70.000 comercios de forma semanal. En total empleaba más de 400 personas.
Los trabajadores habían mantenido la operación a pulmón durante meses, pese a la falta de aportes patronales y salarios adeudados. Muchos de ellos siguen sin cobrar y sin recibir información oficial sobre su futuro laboral o las posibles instancias de recuperación del negocio.
El caso de ARSA se suma a una larga lista de industrias lácteas en crisis, representando un duro golpe para las comunidades donde están emplazadas. La Suipachense, otra láctea en problemas, podría correr la misma suerte que ARSA.

Todos fuimos Vicentín



ARSA nació en 2019 como parte de una estrategia para dar continuidad a las líneas de productos refrigerados que SanCor Cooperativas Unidas Ltda. había decidido desprenderse en medio de su propio proceso de reestructuración. La firma fue adquirida por un grupo de inversores ligados al grupo Vicentin y al fondo BAF Capital, que prometieron inversiones, modernización tecnológica y expansión de la marca.
En su momento, el acuerdo fue presentado como una salida ordenada que permitiría conservar empleos y mantener viva una marca emblemática del consumo masivo argentino. Sin embargo, las promesas de capitalización nunca se cumplieron. En los últimos dos años, la planta operó con capacidad mínima y sin recursos para sostener la cadena de pagos. Al mismo, tiempo la firma accedía a créditos blandos del Estado. Sin embargo, esas líneas de financiamiento acabaron siendo destinadas a otras empresas del grupo.
En 2023 comenzaron los primeros atrasos salariales y las suspensiones. Luego vinieron los cortes de energía por falta de pago y la paralización total de la producción.

Sin palabras

La marca SanCor, que durante décadas simbolizó la fortaleza de la lechería nacional, había cedido las licencias de sus productos más exitosos a un grupo de inversores que impulsarían su recuperación. Sucedió todo lo contrarios: acabó con sus plantas cerradas, personal sin cobrar y activos abandonados. Los directivos de ARSA, los representantes de BAF Capital y de Vicentin no se han pronunciado sobre el fallo ni sobre el destino de sus plantas.