La ciática, una condición dolorosa que afecta entre el 13% y 40% de la población en algún momento de su vida, requiere de movimiento controlado y ejercicios específicos para su recuperación, según coinciden fisioterapeutas especializados en el tratamiento de esta afección nerviosa.
La ciática se distingue de otros dolores de espalda, glúteos o piernas por su origen en la irritación o lesión de los nervios ciáticos que nacen en la parte baja de la espalda y se ramifican por las piernas, generalmente acompañada de sensación de quemazón o pinchazos. A diferencia del dolor muscular común, solo afecta entre el 5% y 10% de quienes padecen dolor lumbar, manifestándose con dolor que se irradia desde la columna vertebral hacia la parte posterior de la pierna y frecuentemente más allá de la rodilla.
Los especialistas enfatizan que, aunque no existe una solución rápida para el dolor ciático y el tiempo es fundamental en la recuperación, la actividad física moderada juega un papel crucial. Tom Jesson, fisioterapeuta de Houston y autor de «Understanding sciatica»(«Entendiendo al ciático»), señala que «lo peor que puedes hacer es seguir limitando tu vida y actividad. Si puedes tolerar el dolor, sigue moviéndote todo lo que puedas».
Entre las recomendaciones iniciales se incluyen ejercicios suaves como caminar y nadar, que promueven el flujo sanguíneo alrededor de los tejidos y vías nerviosas, junto con masajes suaves o terapia manual. Sin embargo, los expertos advierten evitar estirar la espalda en las fases iniciales, particularmente inclinarse hacia adelante, así como masajear el área cercana al nervio con pelotas de tenis o torcer la zona lumbar bajo carga.
Cuando el dolor disminuye, generalmente después de las primeras dos semanas, se pueden incorporar ejercicios específicos como la flexión en decúbito prono (versión suave de la postura de cobra) y técnicas de «hilo nervioso» que deslizan suavemente el nervio dentro de su recubrimiento. Estos ejercicios deben realizarse con suavidad y suspenderse inmediatamente si aumentan el dolor.
El proceso de recuperación varía significativamente entre personas: mientras algunos experimentan alivio después de 2-4 semanas, otros pueden requerir hasta tres meses o más, con un progreso no lineal que incluye crisis ocasionales.
Para la prevención, los especialistas recomiendan ejercicios de estabilidad del tronco, mantener un sistema cardiovascular saludable y trabajar con fisioterapeutas o entrenadores para verificar la técnica en patrones de movimiento fundamentales como sentadillas, peso muerto, dominadas y flexiones.










