Con una historia de más de dos décadas, Cristhian Delmonte y Los Teros lograron que el fútbol americano deje de ser una rareza en Concepción del Uruguay para convertirse en un deporte con identidad propia, abierto a todos y con un futuro que promete seguir ganando terreno —y yardas— en la ciudad.
Desde fines de los años noventa, Cristhian Delmonte -mariscal de campo, entrenador y uno de los principales impulsores del deporte- trabaja junto a un grupo de entusiastas para desarrollar la práctica local. Hoy, el movimiento cuenta con tres equipos uruguayenses –Yaguaretés, Cardenales y Carpinchos-, una selección local llamada “Los Teros”, y la participación provincial en los Yacarés Entrerrianos, que reúne jugadores de distintas ciudades de Entre Ríos.
Lo que comenzó como un grupo de amigos influenciados por la NFL y el Super Bowl, sin más recursos que una pelota y mucha curiosidad, hoy se transformó en una estructura organizada con entrenamientos semanales, equipamiento completo y presencia en competencias nacionales. “En el fútbol americano todos tienen un lugar, sin importar el físico ni la edad”, resume Delmonte, que desde hace más de 25 años combina la pasión con la enseñanza.
El conjunto uruguayense entrena actualmente en el predio Multieventos con prácticas los martes y jueves, y mantiene un calendario que va de marzo a noviembre. Además disputa los partidos en “El Pozo” de Gimnasia y se prepara para el torneo internacional de verano que se disputará en Termas Concepción, donde participarán equipos de todo el país.
Pese a los desafíos logísticos y económicos que implica sostener la disciplina, el grupo se mantiene activo y en expansión. “Comenzamos jugando en la playa, sin cascos ni hombreras, y hoy tenemos una liga estable y un equipo que representa a la ciudad y a la provincia. Eso es un logro enorme”, destaca Delmonte.
Con más de dos décadas de historia y un fuerte espíritu inclusivo, el fútbol americano ya se ganó su lugar en el mapa deportivo uruguayense.
– ¿Cuál es la actualidad de “Los Teros”?
– Bueno para empezar “Los Teros” es el combinado de lo que llamamos selección uruguayense. En la liga local hay tres equipos: Yaguaretés, Cardenales y Carpinchos. Nombres bien autóctonos, a diferencia de otros equipos de fútbol americano que se conforman con nombres más de fantasía, más tirados a los yanquis. Nosotros lo hicimos con nombres autóctonos y bueno entre esos tres equipos conformamos siempre lo que es la selección uruguayense. Cuando nos juntamos con la gente de Paraná y de Gualguaychú que son los otros lugares donde hay fútbol americano ahí conformamos la selección entrerriana “Yacarés”. Tuvimos un solo partido con los Yacarés que fue en julio contra Córdoba un test match en Paraná. Córdoba tiene muchos años de fútbol americano, nosotros con esto de la modalidad de táctil equipado venimos hace relativamente poco. Fue un resultado bastante adverso porque perdimos por 50 a 14, son muy fuertes muy grandes y con mucha experiencia encima y se notó. Esa fue la única actividad que tuvimos este año como selección entrerriana.
– En cuanto a la selección uruguayense competimos en julio contra la selección de Mar del Plata. Mar del Plata tiene una liga muy fuerte, es una ciudad grande y tiene muchos equipos. Nosotros somos la única ciudad chica que tiene fútbol americano desde hace años y hacemos lo que podemos mientras que el resto de las ciudades como Paraná, Rosario, Mar del Plata, Capital Federal, Mendoza, son todas ciudades capitales donde obviamente hay muchísimas más posibilidades de que el deporte crezca. Así y todo, increíblemente nos mantenemos siempre ahí. Jugamos en julio y perdimos. Recientemente nos volvimos a enfrentar y pudimos ganar 28 a 18. Y bueno, cerramos el año con un mejor sabor, vino bien para dejar el ánimo más arriba.
– ¿Cómo surgió la idea de empezar a practicar fútbol americano?
– Esto surge en el año 97, se me ocurrió hacer algo distinto. Yo venía del rugby por mi papá (Yacaré Delmonte) y así como a cualquiera le dan una pelota de fútbol cuando nace, a mí me dieron una pelota de rugby. Así que la ovalada siempre estuvo presente en mi vida, pero bueno, cuando tuve 17 años conocí el fútbol americano a través de ESPN, mirando la televisión. Grababa los partidos en VHS y repitiéndolos iba aprendiendo las reglas. Fue algo que me atrapó. Había una similitud con el rugby por la pelota, los tackles, lo físico del juego, etc. Pero esencialmente en el fútbol americano la diferencia radica en que la pelota va hacia adelante. Así que a los 17 años me regalaron una pelota y empecé a sumar gente. Obviamente que me decían «Che qué carajo es esto”. Pero todos más o menos sabemos de qué se trata, al menos por haber visto algo en alguna película yanqui. No fue tan difícil explicar que jugamos al fútbol americano, sí era difícil poder explicar las reglas, pero bueno, empezamos jugando en ese momento tipo tocata de rugby. Después ya empezamos a agregarle tackle y bueno después ya en el 2000 empezamos a hacerlo más formal. En el 2002 viene el primer partido oficial que vamos a Buenos Aires a jugar a la Asociación Argentina de Fútbol Americano, todo esto en el formato de flag football y ahí comienza una etapa que dura hasta el día de hoy. Hemos tenido mucha constancia, pasamos de un juego de verano en la playa a hacerlo más formal en el Centro Recreativo. En 2017 compramos el equipamiento necesario y por mi parte llevo 27 años liderando este proyecto, podría hacer un libro sobre los comienzos.
– ¿Cómo se conforma el equipo? ¿Es gente que proviene de otros deportes? ¿Qué es lo que les atrae del football americano?
– La gente normalmente suele asociarnos con el rugby como algo parecido, piensan que la mayoría de la gente que viene al fútbol americano es de rugby y paradójicamente no. Obviamente hemos tenido gente del rugby pero te diría que uno cada diez. Los que se acercan mayoritariamente es porque les atrae la cultura yanqui, la NFL del fútbol americano, de la NBA al que le gusta el básquet, el softball, el béisbol tiene mucho que ver por ese lado. También considero que es gente que busca algo nuevo. Hay millones de actividades nuevas y bueno el fútbol americano ha sido siempre una muy linda opción para aquel que estaba aburrido de lo tradicional. Es un nuevo nicho. Mucha gente se dio cuenta que era muy bueno en esta actividad y capaz que jugaba al fútbol o al básquet o rugby y ahí era uno más del montón y acá es el mejor liniero por ejemplo. A este deporte lo puede jugar cualquiera, no hay un fenotipo. Acá no hay problemas de peso, de estatura ni de nada. Cada uno tiene su posición. Esa es un poco la constitución del fútbol americano acá y en general en toda la Argentina.
-¿Cómo es un poco la modalidad de entrenamientos, cada cuánto se juntan a entrenar?
– Entrenamos normalmente dos veces por semana durante todo el año desde marzo hasta noviembre, después tenemos un receso. Siempre entrenamos los martes y los jueves en el predio multieventos y siempre se hace hincapié en la parte técnico-táctica. Normalmente le pedimos a cada jugador que haga por su lado la parte física, es decir, ir al gimnasio, salir a correr y demás, porque cuando nos juntamos nos dedicamos a enseñar la parte técnica. Acá no es correr y tirar la pelota. Hay todas unas estructuras. Normalmente está todo prefijado, es un ajedrez en movimiento ¿no?. Cada jugador tiene un lugar específico en el campo de juego y donde no se cumple, el equipo no funciona. Entonces, insisto, el régimen de entrenamiento está siempre enfocado a lo técnico-táctico
– ¿Notas un crecimiento de la disciplina?
– Respecto al crecimiento del deporte sí, ha sido exponencial. La primera liga que trajo el fútbol americano acá fue la Asociación Argentina de Fútbol Americano en el año ´96. Comenzó en Villa Martelli y la segunda liga la fundé yo acá. Después recién comenzaron a surgir en el resto de las ciudades como Rosario, Córdoba y demás. A partir del año 2010, las ligas comenzaron a importar los cascos, hombreras y demás, y con eso, obviamente, se comenzó a jugar al fútbol americano original, el que vemos en la tele, y eso hizo que el deporte explote acá mismo. Pero no es solamente hombreras y casco, hay un equipamiento como camisetas, pantalones con protección para muslos, cadera y rodilas. Hay una limitación económica porque a números redondos equipar a cada persona cuesta mil dólares redondeándolo para abajo y contando que uno consigue cosas usadas, si no valdría mucho más. Es decir cada jugador que tenemos acá equipado en Constitución de Uruguay o en cualquier liga del país por supuesto, son mil dólares, lo cual estamos hablando que para Argentina es un número bastante elevado si lo comparamos con otro deporte. Pero bueno todo esto de la parte estética también hizo que haya un crecimiento grande. La competencia interna es clave, por suerte nunca hemos bajado de menos de 20 jugadores. Así siempre vas a poder mantener vivo el deporte.
– ¿Qué le dirías a una persona que no se anima a jugarlo?
– Para toda la gente que quiere empezar, siempre le remarco un par de cositas. Una ya la mencioné anteriormente, que es un deporte que no tiene ninguna limitación. Todos tienen lugar en el equipo y en cualquier posición de la cancha. Lo segundo que quiero destacar es que es un deporte 100% inclusivo. Hay una cuestión humana, no se cobra cuota, no se cobra la utilización de los equipos. Se brinda gratuitamente todo. Después cada uno puede comprarse la camiseta con su nombre si es que quiere. Pero la verdad que cualquiera puede venir sin un peso y hacer una actividad totalmente gratuita. Siempre digo que vengan a probar algo nuevo, no es necesario ser un deportista, acá no se necesita experiencia.
– ¿Qué han encontrado en Gimnasia? ¿Qué representa para ustedes más allá de que no juegan bajo su denominación?
– La verdad que Gimnasia nos ha recibido con los brazos abiertos, nos hemos sentido parte. Paradójicamente nosotros habíamos formado parte de Gimnasia por allá por el año 2004, 2005, 2006, después el fútbol americano tuvo otro desvío, entonces terminamos jugando en el Centro Recreativo Río Uruguay que gentilmente nos daba el espacio de la cancha de rugby. A partir de la pandemia que se cancelaron todas las actividades cuando volvimos fue que decidimos estar en Gimnasia porque estar en un club dicho nos abrió muchas puertas incluso respecto del tema protocolo y demás. Medio que entramos por eso, pero la verdad que terminamos quedándonos realmente por gusto, porque nos han recibido muy bien. Gimnasia nos ha abierto muchas puertas y mucha gente se siente también identificada al estar en un club como el Lobo.
-¿Cuáles son los pasos a seguir o los objetivos a futuro?
– A mediano plazo estamos centrados en el torneo internacional de verano que se juega en febrero en el predio de termas Concepción, que también siempre tan gentilmente nos vienen dando el predio. Es un lugar espectacular, donde vienen todas las ligas, de Mendoza, Córdoba, Rosario, Buenos Aires, Mar del Plata, Santa Fe, etc. Además en el horizonte tenemos los partidos Interligas donde por suerte estamos todos en contacto promoviendo la realización de partidos. Lamentablemente la situación económica nos limita un poco si no fuera por eso realmente habría mucho más partidos, porque la predisposición está, el calendario está.
– ¿Consideras que es un deporte donde se frena mucho y no hay continuidad si uno lo mira desde afuera?
– La apreciación es correcta. Lo que pasa es que tiene una explicación cultural. Uno ve los deportes de Estados Unidos como el básquet, el fútbol americano o el béisbol y son todos con más o menos la misma cadencia, es decir, jugadas, se pide tiempo muerto, otra jugada, tiempo muerto y así. No es lo mismo, mirarlo desde afuera que jugarlo. Cuando uno está fuera de la cancha algunas de esas pausas no se entienden mucho cuando uno está adentro entiende todo y no se hace para nada cortado porque es el deporte de equipos más explosivo que existe. Me refiero en cuanto a explosión del juego, porque imagínense que es un deporte donde la jugada dura aproximadamente entre 10 y 15 segundos de desarrollarse desde que saca la jugada el mariscal de campo hasta que la jugada termina con el jugador que cae al suelo tacleado pasan aproximadamente entre 10 y 15 segundos dependiendo de la jugada. Y luego son 40 segundos desde que el jugador cayó al suelo hasta que el árbitro da la orden y se tiene que renovar la próxima jugada. Uno dice ”uh, 15 segundos de jugada por 40 segundos de descanso es un montón” y yo te aseguro que es tan explosiva la jugada de 10 o 15 segundos que los 40 segundos que hay de descanso no parecen para nada un descanso. De hecho no tiene nada de descanso porque en ese momento uno tiene que estar armando la siguiente jugada. Es explosión-pausa constantemente. Uno trabaja básicamente de manera anaeróbica, pero bueno, insisto, desde adentro el deporte es totalmente distinto a lo que uno puede ver desde afuera. Hay mucho mito o prejuicio de afuera que al jugarlo claramente se termina dilucidando y bueno, te puede gustar más o te puede gustar menos, eso está perfecto, es una cuestión de gustos, pero bueno, sí hay que aclarar que algunas situaciones no son como una las ve o como uno piensa.
Fotos: Juan Abelando.