Casos: El trágico final de la vedette trans Pequeña Pe

*Por Clelia Vallejos

Avanzado el nuevo año, la gente vinculada a los corsos que se realizan en distintas ciudades del país, comienzan a darles los toques finales a sus carrozas y vestuarios. En ese ambiente surge el recuerdo de gente que supo destacarse en esos carnavales, pero que ya no está.

Tal es el caso de la vedette trans de Gualeguaychú que supo pisar la escena de la revista a nivel nacional y que fue conocida como Pequeña Pe. El 27 de febrero de 2009, esa figura en ascenso, que llegó a compartir escenario con la misma Moria Casán y otras figuras de la revista nacional, se quitó la vida.

En principio la muerte de Juan Atún, que entonces tenía 29 años, estuvo rodeada de muchas dudas. Si bien las pericias demostraban desde el principio que se trataba de un suicidio, no se descartaba la hipótesis de que hubiese sido coaccionada por terceras personas, según lo que creían en su momento miembros de su propia familia.

También estuvo detenido en el marco de la causa su entonces pareja, un remisero de la citada ciudad, a quien se investigó por su supuesta participación en el hecho, pero luego fue liberado.

Es que en el razonaminto de su familia y del vasto círculo personas que la conocían por sus actividades, no cabía la posibilidad de que un ser tan alegre, que amaba la vida y demostraba pasión por todo lo que hacía, se hubiese marchado así, una fatídica mañana de verano.

Ese día su compañero sentimental, con quien convivía, se había ido a trabajar, como de costumbre y, cuando regresó a eso de las 9:30, se encontró con la tremenda escena de Pequeña Pe ya fallecida, en el dormitorio de la vivienda que compartían ubicada en calle Colombo 198.

Al parecer, dejó una carta, contando los motivos de su determinación, sin embargo eran pocos los que estaban dispuestos a creer que ella había tomado esa dramática decisión y se tejieron varias hipótesis que iban desde la intervención de su entonces pareja hasta la amenaza de terceros por cuestiones oscuras.

No faltó quien opinara “vio algo que no debía ver y le costó la vida”. Una de la más acérrima defensora de la teoría de que su pareja la había asesinado, era su propia madre, Gladys Atún.

Sin embargo, para la justicia nada de esto su pudo probar y se contaba, en cambio, con las pericias concluyentes que apuntaban, sin dudas, a una autodeterminación.
Apenas un año más tarde Gladys murió, sosteniendo hasta el último suspiro una férrea convicción: aseguraba que su hija no se había suicidado.

Estaba en su mejor momento

Al momento del hecho, Pequeña Pe pasaba por uno de sus mejores momentos artísticos. Siempre había sido una figura destacada, en el mundillo artístico de Gualeguaychú, por sus condiciones actorales y su actitud para el espectáculo, que la tenía como una de las más reconocidas de El Angel. También se destacó, en la edición 2006 del Carnaval, cuando bailó en la comparsa O Bahía del Club de Pescadores, junto a otros travestis, quienes noche a noche se llevaban el reconocimiento del público.

La opinión de un sobrino

Cuando se cumplieron 13 años de la muerte de Pequeña Pe su sobrino, Charly Melgar, dialogó con un medio nacional y manifestó: “Ella vio algo que no tenía que ver o supo algo que no tenía que saber”. Es que a pequeña Pe la invitan a reuniones con gente “poderosa” y a lo mejor vio u oyó algo que no debía ver.

Según constaban los recuerdos del joven Melgar, él tenía 16 años cuando en aquella mañana del 27 de febrero de 2009 sonó el teléfono en la casa de sus padres en Gualeguaychú. Al otro lado de la línea se lo escuchó al novio de su tía con unas palabras que no resultarían del todo claras: les contó que su pareja se había descompuesto, o al menos eso llegaron a comprender.

La manera de expresarse del hombre, nervioso, como si se hallara en shock, parecía desmedida frente a lo que era el anuncio de un malestar. Charly y su mamá subieron al auto y a los pocos minutos llegaron: su tía vivía a solo ocho cuadras.

Recordó que en el lugar unas cintas de seguridad, cortaban el tránsito y mantenían alejados a los curiosos para que no se acercaran. Recordó que ingresaron a la vivienda y se encontraron con el tremendo cuadro.

Charly compartía tardes de mate con su tía en el patio de su casa, y noches en los boliches de Gualeguaychú en los cuales Pequeña Pe, brillaba. “Por esa época yo estaba arrancando la etapa de salir, y ella me presentaba a todo el mundo, era atenta, controlaba que con mi hermano no tomáramos alcohol”.

A los escenarios nacionales

Aunque seguía en Entre Ríos, Pequeña Pe ya se había entremezclado con las figuras del espectáculo grande en Buenos Aires. De a poco aquel nombre artístico iba ganando fuerza en el mundo del teatro de revista, también gracias a alguna que otra disputa mediática. Su debut fue nada más y nada menos que en la calle Corrientes, por sobre figuras como Cintya Fernández.

Una ventana a la nostalgia

La apertura de las actividades de verano, la proximidad de los corsos, me llevaron esta vez a abrir una ventana a la nostalgia, recordando el triste final de esta vedette trans que supo conquistar a través de sus shows, las simpatías del público habitué a la revista, los carnavales y boliches como El ángel.

El 27 de febrero próximo se cumplirán 16 años, desde que Pequeña Pe atravesó esa puerta que el común de los seres humanos y, por ley de la vida, solemos atravesar a mucha más edad.