Pocos días después de que Rusia invadiera Ucrania en febrero de 2022, el presidente Volodímir Zelenski hizo un llamado público a los extranjeros para que se unieran a su país.
Miles de voluntarios respondieron a su llamamiento, en su mayoría occidentales convencidos de que debían ayudar a los ucranianos contra los rusos.
El perfil de estos extranjeros fue cambiando poco a poco, con la llegada de combatientes de otras regiones –como América Latina–, con motivaciones más materiales: deudas que pagar, el deseo de ayudar a sus seres queridos, la esperanza de una vida mejor, etc.
La mayoría de los latinoamericanos que se unieron a las filas en Ucrania ya tenían experiencia militar: algunos habían dejado el ejército en su país de origen para ir allí, otros se habían retirado varios años antes.
Operación de «seducción»
La presencia de estos combatientes latinoamericanos en Ucrania puede verse en las redes sociales, sobre todo en TikTok.
En algunos videos, en inglés y español, se explica la posible remuneración que un mercenario podría recibir en pesos colombianos. La cifra es 16 veces el salario mínimo de ese país.
Por su parte, las unidades de las Fuerzas Armadas ucranianas también multiplican sus videos promocionales en las redes sociales. El objetivo: atraer a nuevos reclutas del extranjero.
Las cifras que ofrecen son atractivas y difíciles de obtener en el país: los salarios van desde U$S2.000 hasta 4.000, dependiendo del rango y la experiencia que haya ocupado en las fuerzas militares del país.
Muertos en misión
Algunos latinoamericanos parecen satisfechos en Ucrania, pero otros tienen una visión cuando menos desencantada de su experiencia.
«Desaparecido»: esto es lo que se dice a los familiares cuando no se recupera ningún cadáver. Es una situación recurrente en el frente. Pero incluso cuando se recuperan cuerpos, esta es a veces la respuesta que se da a las familias.
La condición de «desaparecido» genera muchas incertidumbres a las familias, por no hablar de las implicaciones financieras. En teoría, cuando un combatiente es declarado desaparecido, su familia puede seguir percibiendo su salario. Pero si se le declara muerto, la cantidad es mucho mayor: unos 340.000 euros. Sin embargo, para recibir este dinero, las familias colombianas tienen que pasar por una serie de complejos trámites.
En junio, Colombia indicó que no apoyaba el alistamiento de sus compatriotas en el Ejército ucraniano y uno de sus embajadores denunció que se les utilizaba como «carne de cañón».