El anuncio de 800 despidos en al menos dos fábricas del Grupo Techint elevó al máximo la tensión con la representación sindical de sus trabajadores y en la paritaria siderúrgica, que este jueves volverá a discutirse con un trimestre de atraso.
Las comunicaciones se produjeron en la planta de Ternium-Siderar, en San Nicolás, adonde se prevé cesantear a 300 operarios directos y otro tanto de empresas contratistas, y en establecimiento de Siderca, en Campana, de donde proviene el secretario general de la UOM, Abel Furlán, con otras 200 desvinculaciones.
Los avisos se produjeron en medio de las discusiones paritarias de la denominada rama 21 (industrias del acero) del convenio colectivo entre la Unión Obrera Metalúrgica y la Cámara patronal, que tiene como protagonistas a Techint y a Acindar, controlada por la india ArcelorMittal. Y tienen como precedente inmediato una ponencia de Paolo Rocca, líder del conglomerado industrial, en la que le reclamó al Gobierno mayor protección a la producción local frente a la importación desde China.
El mayor achique se prevé en la planta de Ternium, que produce aceros largos y laminados utilizados en industrias como la de línea blanca y la metalmecánica. Allí, los directivos de la compañía le hicieron saber al secretario general de la UOM de San Nicolás, Naldo Brunelli, que habrá un recorte de alrededor de 15% en sus costos operativos aunque sin precisar sobre qué rubros. Sin embargo, en el gremio dijeron que el objetivo apuntado pasa por echar a 300 trabajadores directos y un número similar de algunas de las empresas que operan de manera lineal para Siderar.
Entre China y Trump
En la fábrica de San Nicolás confirmaron que la mayor preocupación pasa por la apertura de importaciones, pero no se refirieron puntualmente a las de China (Rocca históricamente teme por el ingreso de tubos de ese origen para la producción de hidrocarburos) sino a la de productos terminados de línea blanca de cualquier procedencia.
La inquietud en el sector se amplió con el triunfo electoral en Estados Unidos de Donald Trump, que en campaña anticipó su decisión de proteger la fabricación de su país. Ese proceso, advierten los fabricantes y gremios argentinos, generará saldos exportables de otros productores globales que podrían ingresar a la Argentina a un valor sensiblemente inferior al que tienen los de elaboración nacional.