Cuando se suspende toda la obra pública, se pierden más de 100.000 puestos de trabajo en la construcción y nadie se indigna más allá de algún X, debemos buscar el origen de semejante desidia ciudadana.
Si hoy se pueden pulverizar las jubilaciones y gasear sin miramientos a los jubilados y a los niños, es porque previamente se deslegitimó hasta el cansancio la política previsional del gobierno de kirchnerista y se persiguió a sus ejecutores. La detención de Amado Boudou, quien pergeñó el plan de estatización de las AFJP, es “un botón de muestra”. No menos importante es la forma en que fue detenido.
La estatización de la AFJP significó arrebatarle a los bancos un negocio de 10.000 millones de dólares, y ponerlos al servicio del sistema previsional público. Una medida histórica equivalente a la nacionalización de los ferrocarriles.
Cuando derechistas como Fargosi, Ritondo o Espert califican de inútil o inoperante a Axel Kicillof y piden que sea juzgado por su mala gestión en la estatización de YPF, estos fascistas ponen un juicio de 16.000 millones de dólares por delante de la recuperación de Vaca Muerta, obviando que es un bien tasado en más de 200.000 millones de dólares. No es que no sepan sumar: están militando una nueva privatización de la empresa estatal. A este rayo estigmatizador se suma alegremente la derecha peronista, que lo fustiga por “soviético” o “progresista”.
Demolición por etapas
Esta tarea de demolición siempre tiene etapas. “No siempre se persigue el objetivo de tumbar al líder; primero se lo intenta domesticar. Así, la operación ablande (leáse estigmatización) suele iniciarse con familiares y colaboradores más cercanos para provocar que lo dobleguen» (“Lawfare, guerra judicial mediática”, Bielsa-Peretti).
El relato estigmatizador requiere también de espejos virtuosos. El «honestismo» es su partenaire perfecto. Este es una manipulación con sentido político del concepto de honestidad, donde la doble vara es la medida permanente que se usa para evaluar la conducta política del populismo. La misión del honestismo es declamar y reclamar una conducta a los sectores populares, desde una presunta superioridad moral con el solo objetivo de descalificarlos. El poder exige a los otros la virtud que nunca practica. El mejor ejemplo es Stolbizer, acusando de corrupción a mundo mundo y después votándole todo a Macri y Milei.
Este tipo de comportamiento apunta a desprestigiar al campo nacional y popular in totum, para separarlo de la sociedad, generando a su alrededor un cordón sanitario infranqueable.
Multipartidaria del odio
El propósito es aislar totalmente a quienes expresen y defiendan las ideas de bienestar del pueblo de a pie, y que sus seguidores se avergüencen de ellos por ser corruptos.
Esta acción segregacionista emana directamente de la embajada de los EEUU. La explicitó Horacio Rodríguez Larreta, con la aquiescencia del embajador Marc Stanley, definiéndola con una claridad meridiana: 70/30. Es decir, unir al 70% del espectro político para aislar al 30% K: “Buscamos terminar con el kirchnerismo para siempre”, remató. En el Consejo de las Américas, el embajador se entusiasmó con la propuesta e instó a ejecutarla inmediatamente, sin esperar las elecciones. Igual fervor por la idea expresó el ex embajador de Alberto Fernández en Washington, el “peronista” binacional Jorge Argüello, presente en el evento. Todos contra el kirchnerismo: embajada, radicales, PRO, LLA y pejotismo. Basta ver hoy las dificultades que enfrenta el peronismo parlamentario a la hora confluir con otros bloques, para comprobar en la práctica cómo funciona esta entente multipartidaria del odio, y lo exitosa que es.
La personalización de la infamia también está a la orden del día. Quienes se oponen sin dobleces a la hegemonía neoliberal reciben su correspondiente rayo estigmatizador. El Partido Judicial y su infantería mediática, son los grandes actores de esta etapa. Tienen un plan y están organizados.
Los sectores populares no pueden sumarse a la estrategia de la derecha ayudando a demonizar a los que luchan. No existe otra forma de enfrentar esta política criminal más que con la unidad del campo nacional y popular.
Estamos en un tiempo donde por una banca, le venden el poncho al invierno. No vale todo.
(*) Productor agropecuario. Ex dirigente de la Federación Agraria Argentina.