La pesquisa oficial no encuentra indicios de una conspiración doméstica o internacional en el intento de magnicidio que conmueve a Estados Unidos y al mundo
La Investigación del FBI sobre el intento de magnicidio que sufrió Donald Trump se encuentra en un laberinto: no hay evidencias a la vista que permitan asegurar que Thomas Matthew Crooks fue el ejecutor de una conspiración montada por un grupo doméstico o internacional, y tampoco aparece -por ahora- un móvil que justifique su ataque fallido contra el candidato republicano.
Además, el FBI hizo un estudio del perfil psicológico de Crooks, y su primera conclusión fue que “no encontró problemas” de salud mental.
Los investigadores tomaron declaraciones testimoniales a los excompañeros de la secundaria de Crooks, a sus familiares y revisaron el contenido de sus redes sociales, y no hallaron una sola anomalía que les permita entender las razones del intento de magnicidio.
El FBI considera que Crooks actuó como un Lobo Solitario. “Esa es nuestra principal hipótesis”, aseguró a Infobae un oficial investigador del caso.
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