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miércoles, diciembre 11, 2024

El ejemplo de Detroit

Por José Antonio Artusi  (*)

El Intendente de Detroit, Mike Duggan, publicó en su cuenta de Twiiter el 1 de junio pasado lo siguiente: “En Detroit, se premia el deterioro y se castigan los edificios. Pero con el plan de Impuesto al Valor de la Tierra podemos solucionarlo. Y continuar difundiendo la belleza en cada rincón, dentro y fuera de Detroit.”

Siempre me pareció una tontería esa idea absurda que sostiene que no se puede aprender de la experiencia ajena. De ser así estaríamos condenados a seguir inventando eternamente la rueda y la pólvora. Si hay algo que ha permitido precisamente el progreso de la humanidad es nuestra capacidad de aprender y mejorar sobre la base de lo que piensan, hacen y escriben otros. Es obvio que ninguna ciudad es igual a otra, y que no se pueden extrapolar experiencias de manera acrítica, sólo porque funcionaron en otro lado en determinadas circunstancias. Pero también debería ser obvio que todas las ciudades – y todos los países – comparten algunos atributos que tienen validez universal. No es casualidad que algunas malas ideas no hayan funcionado nunca en ningún lugar; los controles de precios por ejemplo. Y tampoco es casualidad que algunas buenas ideas, de mediar las condiciones requeridas, siempre serán efectivas, con los matices y variables que surgen evidentemente de las diferencias que siempre existen entre sociedades diversas.

Por lo tanto, la gestión del intendente de Detroit, que ya puede exhibir algunos logros considerables en el marco de la recuperación de esa ciudad tras la crisis que se derivó de la decadencia de la industria automotriz, puede servir como un interesante laboratorio de experiencias del que pueden sacarse conclusiones relevantes y aprendizajes factibles de ser aprovechados en otras latitudes.

La recuperación económica de Detroit se ha basado en una combinación de factores y estrategias implementadas en los últimos años. Algunos de los elementos clave que han contribuido a la recuperación de la ciudad incluyen:

Diversificación económica: Detroit ha buscado diversificar su base económica más allá de la industria automotriz, que históricamente ha sido el pilar de la economía local. Se ha fomentado el crecimiento de sectores como la tecnología, la salud, y las energías renovables. La ciudad pasó de tener una tasa de desempleo del 18%, la más alta de Estados Unidos, a una de 5,8% en abril, la más baja desde 2000.

Atracción de inversiones: La ciudad ha trabajado en atraer inversiones tanto nacionales como internacionales. Se han creado incentivos fiscales y programas de apoyo para atraer a empresas y emprendedores a establecerse en Detroit, generando empleo y revitalizando áreas degradadas.

Desarrollo urbano: Se han llevado a cabo proyectos de desarrollo urbano que buscan mejorar la calidad de vida de los habitantes y atraer a nuevos negocios y residentes a la ciudad. Esto incluye la mejora de barrios, la revitalización de espacios públicos, la construcción de nuevas viviendas y el fomento de la vida cultural.

Educación y capacitación: Se han implementado programas para mejorar la calidad de la educación en la ciudad y proporcionar oportunidades de capacitación laboral para los habitantes locales Esto ha ayudado a mejorar las habilidades de la fuerza laboral y aumentar las oportunidades de empleo.

Colaboración público-privada: La colaboración entre el sector público y el sector privado ha sido fundamental para impulsar la recuperación económica. Se han establecido asociaciones para la ejecución de proyectos, la creación de empleo y el apoyo a emprendedores y startups.

Más que un caso de estudio

Es importante destacar que la recuperación económica de Detroit es un proceso en curso y todavía enfrenta desafíos. Es aquí donde entra en acción el propuesto “Land Value Tax Plan”. El Plan de Impuesto al Valor del Suelo de Detroit, que en realidad no implica crear ningún impuesto nuevo sino simplemente reformar el impuesto inmobiliario vigente, es una propuesta implementada por la Oficina del Director Financiero para ayudar en la recuperación de la crisis que afectó a Detroit. El objetivo principal del plan es cambiar el sistema impositivo existente, que se basa en gran medida en el valor de las construcciones, a un sistema basado en el valor del suelo.

En resumen, el plan propone que los impuestos a la propiedad inmobiliaria se calculen principalmente en función del valor del suelo en lugar del valor total de la propiedad incluyendo construcciones y mejoras. Esto implica que los propietarios de tierras vacantes o infrautilizadas, especialmente en áreas con alto potencial de desarrollo, pagarían impuestos más altos, mientras que los propietarios de propiedades con estructuras valiosas pero en terrenos menos costosos pagarían menos. Los propietarios de viviendas pagarían entre 500 y 2.000 dólares menos por año, mientras quienes especulan con terrenos vacantes y causan deterioro en áreas consolidadas obviamente pagarían más.

El impacto esperado de este plan es estimular la inversión y el desarrollo de la ciudad, ya que se espera que propietarios de tierras vacantes o subutilizadas las destinen a un uso más productivo para evitar impuestos relativamente más altos. Esto podría fomentar la construcción de viviendas, negocios y otros proyectos en áreas actualmente abandonadas, lo que a su vez podría generar empleo.

Además de contribuir a la recuperación económica de Detroit, el plan también busca abordar la cuestión de las propiedades abandonadas y el deterioro urbano al fomentar la rehabilitación de terrenos. Se espera que el cambio en el sistema impositivo promueva un mejor uso del suelo y una mayor eficiencia en la asignación de recursos en la ciudad.

En general, el Plan de Impuesto al Valor del Suelo de Detroit, que requiere todavía la aprobación por parte de la legislatura del Estado de Michigan, tiene como objetivo impulsar el desarrollo económico, reducir la desigualdad y revitalizar la ciudad al incentivar la inversión y el uso productivo del suelo urbanizado. Sigamos de cerca el caso de Detroit.

Pie de foto: Jóvenes practican MTB en una antigua cancha de tenis en Eastside, Detroit. Detrás, el abandonado Brewster-Douglass, el primer complejo de viviendas para afrodescendientes financiadas por el Estado en 1935.

(*) Arquitecto Especialista en Planificación Urbano Territorial, integra la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCU.

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