▌La concordiense María Paula Pedrozo se convirtió días atrás en la flamante capitana de Las Yaguaretés, como se conoce al seleccionado femenino. Aunque misionera por adopción, se crió en Eldorado en una familia de deportistas. No obstante, a través de su sangre entrerriana siembra un legado histórico en la provincia.
Gabriel Baldi
La semana que pasó no fue una más para la concordiense María Paula Pedrozo. Es que, desde la Unión Argentina de Rugby (UAR), ‘Pula’ -como se la conoce en el ambiente- fue oficializada capitana del seleccionado nacional femenino, convirtiéndose al mismo tiempo en la única persona nacida en Entre Ríos que llegó a ostentar hasta el momento ese lauro en la historia del deporte de la ovalada en el país, tanto en damas como en caballeros.
A lo largo de su vida vivió en diferentes lugares, practicó distintas disciplinas y vistió una variada cantidad de camisetas. Sin embargo, la que mejor le sentó fue la Albiceleste. Justamente con Las Yaguaretés, Pedrozo irá por la clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024, el 17 y 18 de junio en el Preolímpico que tendrá lugar en Montevideo.
Su trayectoria tuvo diversas aristas y más allá de afrontar distintas adversidades, nunca bajó los brazos y siguió hacia adelante, alcanzando hoy un escalón memorable.
Paso a Paso
Pedrozo, hija de padres profesores de Educación Física, no podía hacer caso omiso al fanatismo que le transmitieron desde su infancia por distintas disciplinas. Nació el 11 de abril de 1996 en Concordia, aunque se crio en Eldorado, Misiones. Jugó mucho tiempo al básquet y luego se avocó al rugby a través de Carayá RC. “El rugby en El Dorado apareció porque habían empezado a exigirle al club que tuviera también rugby femenino. Una de mis amigas era hija del presidente del club y nos terminó convenciendo, más por el lado de pasar tiempo juntas o viajar. Y probamos. Nos empezamos a juntar y a tomarle el gusto al deporte”, confesó.
Meses después Pedrozo se sumó a las filas de CAPRI de Posadas aunque al concluir el colegio secundario y comenzar a estudiar kinesiología en Santo Tomé, Corrientes, debió abandonar el rugby ya que no había equipo femenino en la ciudad. Previamente, con el seleccionado misioneros se dio el gusto de afrontar más de una competencia de primer nivel, entre ellas, el Seven de la República, en Paraná. Y, entre sus primeros títulos, también estuvo el sueño cumplido de haberse consagrado en el Nacional de Clubes. “Haber ganado el Nacional de Clubes implicó que Misiones apareciera en el mapa. Fue un orgullo y un objetivo personal que logramos. Obviamente que me sentí muy feliz también cuando lo ganamos con Centro Naval. La felicidad que emanan tus compañeras, es algo único”, remarcó.
A la postre llegaron las primeras concentraciones en la UAR y desde allí, fue paulatinamente convirtiéndose en una referente, ganándose sumo respeto en el ámbito. Compitió en los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018, en los Panamericanos de Lima 2019 -donde también asumió la capitanía ante la ausencia por lesión de Sofía González- y en los Suramericanos de Playa Rosario 2919. A principio de ese año, se radicó en Buenos Aires y empezó a jugar en Centro Naval. “Esas primeras concentraciones me ayudaron muchísimo a desarrollar la visión del juego. Empecé como wing, después sigue de medio scrum, estuve cinco años para aprender algunos secretos o cosas quizás imperceptibles. Me sirvió mucho la experiencia que traía del básquet. Cuando entré casi no sabía ni pasar la pelota, por lo que hacíamos entrenamientos extras solo de pases, así como ejercicios de line. Fueron pequeñas cosas que incluso me ayudaron en mi formación cotidiana”, sostuvo.
Impasse
Con las restricciones que se dieron a raíz de la pandemia y donde a muchos los llevó a pensar, Pula tomó una determinación sorpresiva. Decidió alejarse del seleccionado. “Aproveché esa etapa para replantearme mis objetivos, dado que estaba ya recibida. Quería empezar a crecer en mi profesión. Los equipos femeninos están siempre en lucha, quieren crecer y ser valorados, y como en todos lados te encuentras con algunas barreras que muchas veces te impiden un progreso constante. Todo esto, conlleva un desgaste físico y mental tremendo”.
Sin embargo, cuando todas las actividades volvieron a la normalidad y el ‘bichito’ de la pasión empezó a picar nuevamente, ella volvió a la cancha. En este caso, junto a La Salle. Se sumó también al plantel de la URBA, otra vez. Y ni más ni menos, disputó y ganó el Seven de la República.
Lo que viene
“Cuando fui capitana provisoriamente, me permitió ser esa conexión entre plantel y entrenadores. Conocí lo que era viajar en avión, comer bien, no salir tanto, repartir mis horarios de estudios y entrenamientos. En este caso pasas a ser una deportista de alto rendimiento. Fue una experiencia única que ahora, con otra madurez, espero disfrutar al máximo”, dijo.
“Esta designación es sin dudas un orgullo enorme. Ser líderes de líderes es una gran responsabilidad que asumo tal como se debe. Ahora espero que lleguemos del mejor modo a la Qualy rumbo a los Juegos Olímpicos. Confío en que tendremos una gran temporada”, concluyó.