Juicio por jurados. Plantearon dudas sobre la autoría del disparo mortal

Defensas contextualizaron el hecho en una serie de incidentes.

La Fiscalía sostuvo que probará que los dos imputados mataron a un hombre que acudió a
ayudar una mujer a la que aquellos le prendieron fuego a la casa.

Daniel Nicolás Zuazo, alias Gordo, de 35 años, y Cristian Rubén Giampetri, alias Mocovela, de 35 años, son juzgados en un debate ante un jurado popular, por el delito de Homicidio simple en calidad de coautores, en perjuicio de Ángel Juan Jerez. El hecho ocurrió el 16 de julio de 2020, en plena pandemia, en una vivienda ubicada en calles Gobernador Pareara y Cortada sin número, en barrio Juan Pablo II, en Paraná. El debate retoma hoy con nuevas testimoniales.
Ayer, en los alegatos de apertura del debate, los fiscales Mercedes Nin y Mariano Budasoff, adelantaron que probarán que ambos imputados atacaron a balazos a Jerez cuando había acudido a la casa de Guadalupe Sotelo para ayudarla porque, según se indicó, los acusados le habían prendido fuego a la casa. Así, destacaron que aquel fue “el único motivo por el que Jerez fue a ese lugar” donde “encontró la muerte”.
Postularon que le dispararon cuando estaba de espaladas, cerrando el portón de ingreso a la casa de Sotelo. Añadieron que murió allí.
La defensa de Zuazo, a cargo de los defensores públicos, Vanesa Zampedri y Sebastián Ludi, destacaron que la víctima murió de un solo disparo. Se trataría de un arma calibre .22. Así, dejaron planteada una pregunta: “¿Quién lo realizó?”.
En este sentido, señalaron que sin responder esa pregunta no se podría arribar a un veredicto de culpabilidad con el grado de certeza que aquel pronunciamiento requiere.
También sostuvieron que no fue Zuazo el autor del disparo mortal y recordaron que el arma homicida no fue secuestrada.
La defensa de Giampetri, a cargo de Miguel Ángel Cullen y Patricio Cozzi, también planteó que demostrará la inocencia de su defendido, pero fue más allá y contextualizó el hecho en una serie de violentos incidentes previos en los que la familia de Giampedri era amenazada y fue agredida por la familia Sotelo, porque querían quedarse con el terreno en el que el imputado vive con su pareja y seis de sus nueve hijos.
Al igual que la defensa del coimputado, planteó la pregunta ¿quién disparó?, y fue más allá. Entendió que las acusaciones pública y privada no lo van a poder demostrar, como así tampoco las defensas.
La defensa de Giampedri también contextualizó el hecho que terminó con la vida de Jerez y planteó que la Policía no pudo entrar al barrio por las agresiones que recibió, que incluyeron que un efectivo del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) fuese rozado por una bala.
Destacaron la cantidad de llamados al 911 de la familia de Giampedri y de vecinos, dando cuenta de que la familia agresora era Sotelo. Añadieron que su representado defendió a su familia del ataque de “unos vándalos”.
En este sentido también destacaron que, por aquel contexto violento previo, integrantes de la familia Sotelo tenían medidas de restricción para acercarse al barrio que les fueron impuestas por la jueza de Garantías de Paraná, Marina Barbagelata.

Testimonios
Ayer declararon efectivos de la Policía de Entre Ríos que tomaron parte de la prevención en el lugar y de la posterior investigación. También lo hizo un testigo de actas de un allanamiento en el que se secuestró una vaina servida. El dato que surgió de las pericias balísticas arrojó que una de las dos vainas percutadas y servidas que se secuestró en inmediaciones de la casa de Giampedri, y una que se halló en un allanamiento que se realizó en la casa de una familiar de dos jóvenes de apellido Gastiazoro, fueron percutadas por la misma arma.
Los Gastiazoro fueron condenados en mayo del año pasado por un hecho ocurrido en mayo de 2020, en una cancha de fútbol ubicada en barrio Mosconi Viejo de Paraná, donde dieron muerte a un joven acusado de matar a su padre.