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viernes, diciembre 13, 2024

Yo digo… ¿Sin novedad en el frente?

Por José Steinsleger

Con motivo de los cuatro Oscar de Hollywood otorgados a “Sin novedad en el frente”, el canciller alemán, Olaf Scholz, manifestó: “Un gran éxito… Especialmente en estos tiempos difíciles, el filme muestra inequívocamente lo terrible e inhumana que es la guerra”.
La desquiciante experiencia de la Primera Guerra Mundial se reflejó en las grandes novelas de escritores europeos y estadunidenses que la vivieron. Por ejemplo, “El fuego: diario de una escuadra” (Henri Barbusse, 1916) y “Las cruces de madera” (Roland Dorgeles, 1919) conmovieron a millones de lectores. Pero ninguna superó el realismo palpable y palpitante de “Sin novedad en el frente” (1928), del afrancesado alemán Erich Maria Remarque (1898-1970).
Traducida a decenas de idiomas y llevada al cine en tres ocasiones (1930, 1979 y 2022), “Sin novedad en el frente” narra las vivencias de un adolescente que, mintiendo temeriamente sobre su edad (17 años), se alista con patriótico entusiasmo en el ejército del káiser Guillermo II.
Un entusiasmo que en pocas semanas, se convertirá en el revés de lo que profesores y periodistas le han contado al joven acerca de la guerra: la “muerte heroica” de sus compañeros de escuela; los ataques con gas, granadas, minas y morteros; el frío, las ametralladoras, el lodo, los piojos, las luchas cuerpo a cuerpo, o contra ratas grandes como gatos que, en las trincheras, muerden a heridos, devoran cadáveres y acaban con los escasos víveres almacenados.
En la primera página de la novela, el autor apunta: “Este libro no representa ni una denuncia ni una confesión. Pretende únicamente mostrar a una generación que fue destruida por la guerra, aunque escapara a las granadas”. Advertencia y declaración de intenciones, que la crítica española Ruth Gutiérrez Delgado somete a interrogación, 95 años después: “Habría que preguntarse qué ha pretendido Edward Berger, director de la nueva adaptación cinematográfica de la novela de Remarque”.
La doctora Ruth comenta que la reinterpretación antibelicista que Berger hace de la novela “parece destinada a expresar una reflexión o quizá la confluencia de varios pensamientos sobre la memoria alemana, su identidad colectiva en el curso del siglo XX y su actualidad”.
Añade: “Como es lógico, ese revisionismo no es neutro. Respecto de la novela, hay un cambio de perspectiva y un alejamiento de la literalidad […]. Sin embargo, la controversia más latente indica la ruptura de silencio sobre el sentimiento de culpa de Alemania”.
Sigue: en el filme “la omisión de los agentes de adoctrinamiento, la ausencia de elementos de contraste entre la vida ordinaria de los jóvenes y la vida en el frente, o la desaparición de la dialéctica entre lo espiritual y lo material dominan el discurso. Mientras Remarque es más sutil en su crítica, y la concentra en el sinsentido de la guerra y en la distinción entre Estado y patria, en Berger el ejército aparece como culpable de la tragedia, a causa de una especie de belicismo desconectado de la realidad de las personas, frente a un Estado más condescendiente y amable”.
Volvamos al canciller Scholz, y en particular a la expresión “En estos tiempos difíciles…”, que, por asociación, me llevó a recordar las palabras de otro alemán, Karl Kraus (1874-1936), quien a más de influir en los grandes de su época (Brecht, Benjamin, Canetti), vislumbró en aquella carnicería bélica la primera noción de fake news.
Escribió Kraus: “En esta gran época, en la que ocurre precisamente lo que uno no podía imaginarse, y en la que ha de ‘ocurrir’ lo que uno ya no puede imaginarse (…) En esta época ruidosa que retumba con la escalofriante sintonía de los hechos que provocan noticias, y de noticias que tienen la culpa de los hechos…” (Die Fackel, 5/12/1914).
Así, en sintonía, la ministra de Cultura y Medios de Alemania, Claudia Roth, comentando que “Sin novedad en el frente” es “la película adecuada en el momento adecuado, ya que pone de relieve en toda su crueldad y brutalidad, la guerra que actualmente se está librando de nuevo en el centro de Europa, desencadenada por el ataque criminal de Putin contra Ucrania” (Asociated Press, 13/3/23).
En el ojo. Días después, Berlín anunciaba el envío a Ucrania de 18 tanques Leopard 2 (junto con 40 blindados Marder para transporte de tropas); Washington prometía misiles Patriot y tanques Abrams; Londres municiones de “uranio empobrecido” (¿?), y la Unión Europea acordaba un préstamo de 2 mil millones de euros para dotar de 1 millón de proyectiles de artillería al títere de la CIA en Kiev, Volodymir Zelensky.

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