El fenómeno de La Niña, que ya lleva tres años, influyendo en el clima de Argentina y varios países de América del Sur, “muestra signos de debilitamiento y disipación”, según ratificaron los principales modelos climáticos.
En diciembre de 2022 se advirtió un debilitamiento del enfriamiento de la superficie y en la profundidad del mar en el Pacífico Ecuatorial Central, esto representa el debilitamiento del fenómeno de La Niña.
Cerca de las costas de Ecuador, sólo permanece un remanente un remanente frío.
De todas maneras, “el efecto que esta alteración climática provoca a la atmosfera, va a continuar”, influyendo “en el régimen de lluvias y de temperaturas hasta mediados del verano 2023”, señala un informe de Infoagro.
Lo más positivo de los pronósticos emitidos, mediante el seguimiento al fenómeno, es que “el transporte de humedad desde la Amazonia y el océano Atlántico hacia el interior del Cono Sur, favorecerá a la reactivación de las lluvias y la moderación de las temperaturas”, proceso que se verá mes a mes.
Todo parece indicar que el sistema climático responde de manera positiva, lo que irá fortaleciendo su transición hacia una neutralidad efectiva y crecen las posibilidades de El Niño, que “interviene con más humedad y lluvias, con una moderación de la temperatura, lo que sería muy bien recibido para la campaña 2023/2024”,
según señaló el organismo. Si bien “la transición de La Niña a una pronta neutralidad es un hecho, el proceso será lento, por lo que los patrones de lluvias y temperaturas continuarán siendo alteradas por la presencia del fenómeno, al menos hasta la mitad de la estación de verano”, concluyó la (BCBA) Bolsa de Cereales.
Es decir que podrían perdurar incluso por un mes más. La probabilidad de La Niña baja de manera notable en los primeros meses de este 2023 y prevalece la probabilidad de estado neutro hasta el inicio de la primavera. Aunque es muy prematuro aún, se prevé en primavera mayor probabilidad de El Niño.
El fenómeno de La Niña empezará a disiparse
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