Los 150 años de la municipalidad y la carta orgánica

Por José Antonio Artusi (*)

Se cumplieron el 1º de enero 150 años del inicio del funcionamiento institucional de la Municipalidad de Concepción del Uruguay. La ocasión es propicia para reflexionar acerca de su  pasado, su presente y su futuro, tratando de encontrar en la Historia pistas que nos permitan comprender mejor sus problemas y potencialidades, y sobre esa base poder visualizar qué se necesita para tener un mejor estado municipal, acorde a las demandas del siglo XXI pero también a la altura de nuestras glorias pasadas. Por eso es saludable y encomiable todo lo que se haga para conocer mejor y difundir nuestra propia historia, cargada de sucesos y protagonistas a menudo mucho menos conocidos que los del orden nacional o provincial.

Ha pasado mucha agua bajo el puente desde el 1º de Enero de 1873 y lógicamente la Municipalidad ha ido evolucionando de acuerdo a las circunstancias de cada época. Un hito clave en ese proceso fue la reforma de la Constitución provincial en 1933, durante el gobierno de Luis Lorenzo Etchevehere. Esa Constitución progresista y de avanzada consagró un régimen municipal moderno y que otorgaba a los municipios un amplio conjunto de competencias y responsabilidades, y dispuso la elección popular directa del presidente municipal, dando fin de esa manera a la designación por parte del gobernador, sistema que generó innumerables problemas y conflictos, como es fácil de suponer. Esa Constitución rigió hasta 2008, en el que un nuevo proceso reformista otorgó a los municipios la autonomía de manera expresa, en línea con las disposiciones de la Constitución nacional reformada en 1994. Para los municipios de más de 10.000 habitantes se previó la posibilidad de sancionar sus propias cartas orgánicas. Sin embargo, llamativamente, ningún municipio ha avanzado en ese camino.

Una Carta Orgánica para la ciudad

El sesquicentenario de la Municipalidad de Concepción del Uruguay es una buena oportunidad para plantearse el reto de dar un nuevo salto de calidad en la configuración del Estado municipal, a través del dictado de nuestra propia carta orgánica.  Se requiere para ello un amplio debate, que incluya obviamente a los partidos políticos pero que no se agote allí, sino que abarque también a las universidades y a las organizaciones de la sociedad civil.

La Constitución nacional de 1853 y la Constitución provincial de 1933 fueron mucho más que meros libritos. Configuraron un modelo de país y de provincia, y dispusieron las bases y puntos de partida para implementar un plan de desarrollo, en pos de una sociedad mejor. Propongo debatir la necesidad de una carta orgánica para Concepción del Uruguay con ese espíritu, la carta orgánica como un plan, que contenga los grandes ejes estratégicos para construir una ciudad mejor, más justa, democrática, linda, saludable, segura y sostenible.

Concepción del Uruguay fue pionera de la independencia, baluarte del federalismo  republicano, cuna de la organización nacional y de la educación laica, entre otros tantos logros. La Capital Histórica de la Provincia de Entre Ríos no puede resignarse a naturalizar ciertos problemas y déficits que nos afectan. Debe por el contrario plantearse el desafío ambicioso pero realista de ser una ciudad que recupere su liderazgo y su protagonismo, que brinde mejores condiciones de vida para todos los uruguayenses, y que ofrezca a quienes quieran venir un ámbito hospitalario para vivir, trabajar y estudiar. Una carta orgánica moderna y adecuada a los requerimientos del futuro puede ser un buen aporte en ese sentido. Empecemos a debatir su contenido.

(*) Arquitecto Especialista en Planificación Urbano Territorial, integra la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCU. Diputado Provincial (UCR) 2007-2011 y 2015-2019.