Germán Bianchi (*)
Los lentes de sol se usan por cuestiones estéticas, porque molesta la intensidad de luz en exceso que limita la visión o por deseos de contar con protección ocular. Las cuestiones estéticas son muy personales. Y la molestia visual, que se denomina «fotofobia», será muy variable según aspectos personales, pero hay que ser conscientes de que la inadecuada exposición de los ojos al sol es dañina y se puede mitigar mediante el uso de gafas. Dentro de la energía radiante que emite el sol, están los rayos ultravioletas (UV), que no se pueden ver. Por lo tanto, según la intensidad y tiempo de exposición, los rayos UV pueden producir envejecimiento celular prematuro y un proceso llamado carcinogénesis (induce la aparición del cáncer). Por eso, una de las más grandes amenazas es el melanoma que, además de aparecer en la piel, puede surgir en el ojo. Todo esto es evitable mediante el uso de una adecuada protección. Los anteojos de sol no deben disminuir la calidad ni cantidad visual, ni deben facilitar el desarrollo de alguna enfermedad ocular, sino bloquear el ingreso de radiación al ojo, pero permitir el acceso de la energía lumínica necesaria para ver. Los anteojos de sol podrán bloquear entre 99 a 100% los rayos UV. Y respecto de su mayor o menor oscuridad, se ha establecido que la transmitancia a la luz no podrá reducir más del 8% para no afectar la capacidad visual, por ejemplo, al conducir e ingresar a un túnel oscuro durante un día soleado. Los anteojos de sol son lentes con filtros UV que, incluso, pueden ser totalmente claros. Por ende, la coloración, el grado de oscuridad de un lente no garantiza que realmente proteja contra los rayos UV. De hecho, algunas gafas de colores podrían ser nocivas para la salud ocular. Eso es algo que determinará el médico oftalmólogo, ya que algunas personas pueden tener sin que lo sepan, algún grado de afectación en la percepción de colores y que, al utilizar anteojos de uno u otro color, empeore su capacidad visual. No hay una forma casera de darse cuenta de si los anteojos de sol tienen protección UV. Es fundamental hacer la consulta oftalmológica anual para conocer si los ojos tienen algún requerimiento en especial y así adquirir los anteojos apropiados, en una óptica autorizada, en donde se pueda medir y garantizar que tienen el filtro adecuado.
(*) Médico oftalmólogo.