Hojas Sueltas… La guerra del chip

Ariel Vercelli

La visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes, y tercera en la sucesión del mando, Nancy Pelosi, muestra la compleja situación en la que se encuentra Estados Unidos y los riesgos que comienza a tomar para sostener su situación mundial. ¿Una movida arriesgada en un mundo que ya está en guerra? En medio de las airadas protestas chinas y del inicio de operaciones militares en el estrecho de Taiwán, Pelosi mantuvo reuniones en Taipei con Mark Liu, presidente de la compañía taiwanesa de semiconductores TSMC, por sus siglas en inglés. Resulta evidente la importancia estratégica que tienen los microchips para la industria norteamericana y para las pujas tecnológicas por el control de las nuevas industrias digitales, como teléfonos, autos, computadoras, inteligencias artificiales y armas, entre otras. Países como Estados Unidos, Corea del Sur o Japón invierten cada vez más dinero en estas industrias y, claro, Taiwán es líder en la producción mundial de estos insumos. Se estima que acapara entre el 80 y el 90% del mercado de chips, clave para la economía de los países desarrollados. A fines de julio, y esperando la firma de Joe Biden, el Congreso de Estados Unidos sancionó lo que se conoce como la “Chips Act”, la Ley de Chips y Ciencia 2022, ley que busca reconfigurar la producción de semicondutores en territorio norteamericano. Se calcula que la ley repartirá más de 52.700 millones de dólares en subsidios federales para relocalizar y promover la fabricación local de microprocesadores de última generación. Hasta el momento se estima que la corporación taiwanesa TSMC, que fabrica chips para grandes compañías como Apple, Intel, Nvidia o Qualcomm, entre muchas otras, será invitada a continuar su radicación en Arizona, activa desde el año 2020. Una pulseada que mantiene con China desde que TSMC abriera una planta en proximidades Shangái. Todo indica que la política norteamericana se orienta a reducir la dependencia de Taiwán y China en el suministro de procesadores, sobre todo, para sus industrias de seguridad y defensa. Por estas, horas los chinos llevan siete días de ejercicios militares en los alrededores de Taiwán, con 20 buques operando al este y oeste de la isla, y le han impuesto sanciones económicas, advirtiendo que no serán las únicas. Los sucesos me recordaron “El arte de la guerra”, donde Sun Tzu expresa: “No apures a un enemigo acorralado”.