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miércoles, diciembre 11, 2024

Yo digo… En el medio del camino

Por Carlos Heller

La Argentina parece estar inmersa en una crisis profunda. Sin embargo, muchos de los indicadores económicos más relevantes continúan mejorando mes a mes.
Tenemos muchos problemas sin resolver pero, al mismo tiempo, procesos en marcha que parecen indicar que nos movemos hacia un horizonte de recuperación.
Por supuesto: no hay nada para festejar. Pero tampoco nada para volvernos pesimistas.
Hoy estamos transitando el camino que nos lleva desde la crisis generalizada que nos dejó el macrismo y que profundizaron la pandemia y la guerra en Ucrania, hacia la mejora gradual del país. Estamos en el medio de ese proceso donde conviven una crisis aguda y muchos resultados positivos.
La deuda pública total de la Argentina, por ejemplo, bajó del 89,8% del PBI en diciembre de 2019 al 80,1 por ciento en marzo de 2022. En diciembre de 2019 el 70% de ese endeudamiento era en moneda extranjera. En marzo de 2022 ese porcentaje descendió al 55%.
En junio de este año, las exportaciones alcanzaron los 8.432 millones de dólares y las importaciones 8.047. Se trata de máximos históricos.
Las importaciones se incrementaron 44,6% respecto a igual mes del año anterior. Ello fue producto de una suba de 26,4% en precios y de 14,6% en cantidades. Por lo cual, importamos más que el año pasado.

Argentina sigue creciendo
El consumo aumenta y ello sólo es posible porque hay más gente que tiene trabajo y mejores remuneraciones por ese trabajo. Están en marcha políticas que van en la dirección correcta. Ello no quiere decir que no persistan niveles inaceptables de pobreza, indigencia e ingresos muy deprimidos entre los trabajadores informales.
Tenemos también problemas agudos en la coyuntura. Según la cámara de exportadores de granos y oleaginosas hay en la Argentina 25 millones de toneladas de soja no comercializadas o retenidas. Si esta cantidad de dólares fuera liquidada le ingresarían al Estado alrededor de 4.500 millones de dólares a través de las retenciones. ¿Por qué no se venden y liquidan esos productos almacenados? Porque hay una serie de actores económicos poderosos interesados en forzar una devaluación. Incluso con los nuevos instrumentos del Banco Central, habrá que ver cómo reaccionan los grandes especuladores.
Lo que guardan en las silobosas es para forzar una devaluación, es tan evidente que ya ni siquiera lo niegan. Sin embargo, el tipo de cambio actual no parece dificultar el negocio agropecuario. Es decir: la Argentina no necesita devaluar para garantizarle una rentabilidad adecuada a sus exportadores.

Reorganización del Gabinete
Se insiste con que un factor que influye sobre la situación económica actual es la falta de homogeneidad en el Gobierno. Por supuesto que incide, y la modificación estructural del Gabinete, con la reorganización de varios ministerios, decidida este viernes por el Presidente Alberto Fernández es una respuesta contundente.
Se pretende lograr una mayor cohesión de las decisiones, aceptando que las coaliciones tienen matices que no van a dejar de existir. Porque una coalición no es una unión de iguales, sino de parecidos. Y entre los parecidos siempre hay diferencias. El Gobierno busca reducir esas diferencias internas, puesto que el conflicto interno debilita al conjunto de las políticas gubernamentales.
Pero, además del consenso interno, se escuchan voces que proponen avanzar en un consenso con la oposición. Hay que intentarlo, pero ello no quiere decir que ese acuerdo sea alcanzable. Porque, en general, chocan paradigmas muy difíciles de sintetizar.
Nosotros creemos que las leyes se diseñan y se aplican para proteger a los más débiles y para ponerle freno a la concentración de los ingresos y de la riqueza. Si es sólo el mercado el que asigna los recursos la acumulación se vuelve infinita. Por eso, la principal oposición tiende a estar en contra de todas las regulaciones. En cambio, nosotros estamos a favor. De este modo, el consenso es una tarea compleja: porque chocan paradigmas irreductibles, uno que defiende la libertad de mercado sin importar que ello conduzca a una mayor concentración del ingreso y la riqueza, y otro que defiende las regulaciones estatales y las políticas de distribución en favor de los más desprotegidos. Estamos en el medio del camino. En ese lugar, se combinan las manifestaciones de una crisis aguda con muchos indicadores de recuperación. Como siempre, define la política y las relaciones de fuerzas.
La unidad no es otra cosa que la imprescindible unificación de todas las fuerzas con las que contamos. Ante los grandes desafíos que tenemos por delante, nunca podemos ser menos: necesitamos ser más.

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