20.7 C
Concepción del Uruguay
sábado, diciembre 14, 2024

Yo digo… Un acuerdo contra el bimonetarismo

Por Delfina Rossi (*)

En las últimas semanas la caída en el precio de los títulos de deuda pública y el aumento en la cotización de los dólares paralelos llevó nuestra economía a una situación de extrema fragilidad. La profundización de los controles cambiarios y las nuevas medidas anunciadas por la ministra Batakis junto con el resto del equipo económico, buscan frenar las presiones para una fuerte devaluación. La raíz del problema es el mismo de siempre: una economía bimonetaria.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner señaló los problemas que genera el bimonetarismo y la necesidad de lograr acuerdos para resolver esa característica estructural que limita el crecimiento de nuestro país. En particular, porque las políticas llevadas adelante por el macrismo profundizaron el problema. Entre el 2015 y el 2019 se implementó un nuevo proceso de liberalización financiera que terminó igual que en los otros períodos: elevada deuda externa, destrucción de la industria y fuerte caída del ingreso de los argentinos. Profundizando para las generaciones futuras la insuficiencia crónica de divisas (restricción externa) que limita nuestro desarrollo y crecimiento económico.

El pecado original
El pecado original del gobierno de Juntos por el Cambio fue desarmar gran parte de las regulaciones que se crearon a la salida de la convertibilidad para dotar de menos vulnerabilidad a nuestra economía. En particular, se instrumentó un nuevo sistema de regulaciones, que entre otras medidas: creó al Mercado Único y Libre de Cambios, dio mayores herramientas de control al Banco Central, redujo los plazos para la liquidación de exportaciones en el país para reducir la volatilidad cambiaria, aumentó el tiempo obligatorio de permanencia de las inversiones financieras y mejoró su registro, limitó el destino de los préstamos en dólares de los bancos y finalmente reglamentó mediante el concepto de formación de activos externos la compra de dólares para atesoramiento.
En ese período, las regulaciones (o desregulaciones) impuestas tuvieron un carácter laxo, ejecutado a través de decretos y resoluciones del Banco Central, tales como la exención de la obligatoriedad de liquidación de exportaciones, eliminación del tope a la compra de moneda extranjera, permiso para realizar operaciones de cambio de muy corto plazo (también llamados capitales “golondrina”) y la liberación de las tasas de interés de referencia, entre otros aspectos.
De esta forma, la gestión económica del macrismo se caracterizó por desregular el acceso al mercado de cambios y avalar la fuga de capitales financiada con deuda tomada por el sector público. Para finales de 2019, la deuda había crecido en total en U$D 100.000 millones, la cual incluía no sólo deuda con acreedores privados, sino también un nuevo acuerdo con el FMI por U$D 57.000 millones, con un desembolso de casi U$D 45.000 millones. Acuerdo excepcional en al menos tres aspectos: magnitud, tiempos y forma. La deuda pública pasó de representar 52,6% del PIB a fines de 2015 al 90% en 2019.

Cambio de rumbo
Al mismo tiempo, la formación de activos externos (FAE) de los residentes se triplicó, superando los U$D 86.000 millones. Durante la primera fase de auge e ingreso de capitales, la formación de activos externos de los residentes alcanzó los U$D 41.100 millones. Mientras en la etapa de aceleración de salida de capitales, a partir de mayo de 2018, alcanzó a U$D 45.100 millones. La salida de dólares presentó una notable concentración: un reducido grupo de 100 agentes realizó compras netas por U$D 24.679 millones.
Bajo la actual administración los controles a la compra de divisas se fueron incrementando, de acuerdo a la necesidad de dólares heredada de la desregulación vigente hasta el momento. En relación a la deuda externa, se reestructuró la correspondiente con acreedores privados y con el FMI.
Sumado a la revisión de lo ocurrido en los últimos años en la Argentina, cabe mencionar que hace ya más de una década que el propio Fondo Monetario Internacional advirtió sobre la necesidad de atender con medidas específicas los flujos de capitales especulativos a fin de aliviar las presiones cambiarias y los episodios de sudden stops asociados a shocks que restringen la liquidez global e incrementan el grado de aversión al riesgo hacia las economías emergentes y países en desarrollo.
Tanto la historia de nuestro país como la teoría económica ponen de manifiesto la necesidad de limitar el desarme de las regulaciones cambiarias. Un acuerdo entre la dirigencia argentina en ese sentido puede ser el primer paso para comenzar a desarmar el bimonetarismo.

(*) Economista. Exdirectora del Banco de la Nación.

--