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sábado, diciembre 14, 2024

Yo digo… El cerebro infantil y el arte escénico

Por David Bueno

La cultura puede ser una herramienta para hacer evolucionar el cerebro y descubrir qué impacto generan las artes escénicas en el desarrollo de los niños. A escala cognitiva, todo lo que tenga que ver con trabajo en sociedad, colaborativo y autoconocimiento lo que hace el arte, cualquiera de sus manifestaciones, es fortalecer las redes neuronales que están implicadas en la metacognición, que es la capacidad de pensar sobre los propios pensamientos. Redes neuronales que estén implicadas en reflexividad, planificación, gestión del tiempo y del espacio. El arte promueve todo esto, porque normalmente no estás solo, estás con otras personas o tu producción, tu trabajo será apreciado por otra, y ahí hay un contacto social.
Desde la perspectiva de la neurociencia, la enseñanza del arte debería plantearse como la base del aprendizaje, como una parte crucial de los aprendizajes. Hay trabajos y estudios que indican que todas las artes, en general, son las actividades que incrementan más lo que se llama plasticidad neuronal, la capacidad del cerebro de seguir realizando nuevas conexiones, que es la base de los aprendizajes. Durante la etapa infantil y hasta mediados de la primaria, las actividades que más potencian esto son las artes, por tanto, deberían ser el tronco central. Esto no quiere decir que no se tengan que hacer matemáticas, lenguas o conocimientos del medio ambiente, lo que ocurre es que deberían ser las ramas que salieran de este tronco.

Puro teatro
El cerebro reconoce todo lo que proviene del arte porque genera emociones, curiosidad y deseo de conocimiento. Pero las artes escénicas activan especialmente el sistema emocional del cerebro, que es básico para aprender.
El teatro, por citar un caso bien estudiado, promueven todo esto, porque normalmente no estás solo, sinos con otras personas y, por lo tanto, aquí hay un contacto social y un contacto colaborativo. Si estás haciendo una obra y uno se equivoca, los demás deben cubrirlo, deben improvisar y reconducirlo. Esto significa estar pendiente de vos, de los demás, del espacio físico, del tiempo… Todo permite trabajar la parte delantera del cerebro, la corteza prefrontal, que es donde está la capacidad de gestión.
Pero hay que tener muy presente que deben ser aspectos artísticos que generen satisfacción. Si un niño debe interpretar un papel en una obra de teatro, por ejemplo, debe encontrarse un rol que le genere confianza porque si le genera miedo -porque es tímido, por decir algo- estamos yendo en contra. Se puede encontrar un papel más ligero pero que sea relevante al mismo tiempo. Podemos jugar con el grado de protagonismo a medida que aumente su confianza y siempre con un soporte emocional por parte de los adultos.

Experimentar con emociones
La enseñanza de las artes escénicas desarrolla en los niños también confianza y seguridad por encima de todo, porque tienes que estar muy seguro para hacerlo bien, para salir, ponerte en el papel…. Otro aspecto primordial que trabajan es la empatía. Si tenés que hacer el papel de una persona triste, o bien sentís tristeza o no podrás transmitir esa sensación al público… O alegría o locura, lo que sea. Esto es muy útil porque aprenden a entender cómo funcionan las emociones, a gestionarlas, a vivirlas, a expresarlas… Es decir, pueden experimentar una serie de emociones sin vivirlas en primera persona, ponerse en el lugar del otro y guardar esa experiencia como propia.
De hecho, notamos más curiosidad por las emociones o las vivencias de los demás -a veces- que por las propias. Éste es el gran éxito de las series de televisión también, la mayoría son irreales, pero te llaman tanto la atención. Esto hace que en el cerebro se generen unas conexiones integrando todo lo que has visto y después lo puedes utilizar en tu vida.
Un niño que se introduzca en el mundo del teatro, del circo o de la danza, estimulará áreas del lenguaje del cerebro y, como pensamos con palabras podrá crear pensamientos más elaborados.
Si trabajan una obra con texto los ayudará a generar fluidez mental, aunque eso sí, debe ser un texto que entiendan, no unas letras que se aprendan de memoria y reciten sin encontrarle sentido.
Por otro lado, si no se trabaja con texto, pueden trabajar también el equilibrio, la percepción del propio cuerpo… Todos estos temas acaban potenciando aspectos cognitivos del cerebro. El teatro enseña e inspira. Como también la música, la danza, el circo. Debería ser obligatorio, hacer teatro en algún momento de la escuela.

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