Luis Britto García
Doce difíciles tareas fueron encomendadas a Hércules. No menos dificultosas son las que esperan al triunfador del Pacto Histórico.
Ejército: En Colombia operan a la vez varios ejércitos, cada uno con comandos propios e independientes. Ante todo, el nacional, relativamente aliado y a veces cómplice de oligarquías y fuerzas conservadoras. Para 2020, el Banco Mundial estimó el gasto militar de Colombia en 3,4% del PIB, el segundo más alto de la región, sólo superado por el de Brasil. Cuenta con 240.000 efectivos. Ofreció Petro: “Reforma progresiva de las fuerzas armadas, respondiendo a la terminación del conflicto armado”. O sea, disciplinarlas, sujetarlas al exclusivo comando de las autoridades nacionales y hacerlas plenamente responsable ante las leyes del país.
Soberanía: En Colombia opera un segundo ejército, el de Estados Unidos, instalado en nueve bases militares, en todos los aeropuertos e infinidad de otros enclaves estratégicos. Sus efectivos armados obedecen sólo a la potencia del Norte y se pretenden inmunes a leyes y tribunales locales. La Corte Suprema de Colombia desmintió esta pretensión, que sigue en pie. No anticipó Petro cómo decir “Go Home” a tan incómodas visitas.
Narcopolítica: Un tercer ejército es el complejo entramado de organizaciones paramilitares y redes delincuenciales parapolíticas vinculadas al narcotráfico. Con respecto a ellos propone Petro: “Desmantelar de manera pacífica los grupos multicrimen, identificando financiadores, estructuras y vinculación con el Estado”.
Paz: Un cuarto ejército está formado por ramas de la insurgencia que retomaron las armas ante el incumplimiento de los Acuerdos de Paz. Para ellos propone Petro: “Garantizar los recursos necesarios para la atención y reparación a las víctimas del conflicto armado”.
Consolidación: Triunfa Petro con un margen de unos 700.000 votos y enfrenta fuertes bancadas parlamentarias conservadoras. De sus políticas progresistas dependen que logre consolidar la derrota sobre el uribismo.
Corrupción: Dos centurias de vida republicana dominadas por una oligarquía prepotente ligada con organizaciones criminales han acumulado cargas de corrupción de extensión y fuerza considerables. Para erradicarla propone Petro: “Fortalecer la vigilancia efectiva a toda la contratación pública”. “Quienes reciban recursos públicos no podrán estar en paraísos fiscales”.
Igualdad: Colombia es el segundo país más desigual de América Latina, superado apenas por Brasil. La Cepal prevé que será el país de la región con mayor aumento de la pobreza, pasando de 36,3% en 2021 a 38% o 39,2% en 2022. Promete instaurar un “Ministerio de la Igualdad”, incrementar la educación pública, gratuita y de mejor; crear un banco público que implemente políticas populares; plan de choque contra el hambre mediante asistencia alimentaria; proporcionar empleo con un salario básico a quienes no pueden encontrar trabajo, y activar la reforma agraria establecida por el Acuerdo Final de Paz, titulando terrenos.
Desplazados: El Ejército y bandas paramilitares forzaron masivos desalojos de campesinos de tierras que luego fueron entregadas a oligarquías o transnacionales. Devolver sus fundos a los más de 7.700.000 despojados; indemnizar parcialmente sus pérdidas, son tareas tan difíciles como imprescindibles: promete Petro: “Impulsar estrategias jurídicas para acelerar los procesos de restitución de tierras”.
Emigrado: Según el Perfil Migratorio de Colombia, entre 1995 y 2020 han dejado su país 4.598.622 emigrantes. Deben ser más: parte de esos desplazamientos no se documentan: Venezuela estima que unas 5.600.000 personas originarias de Colombia viven en ese pais. Petro abre una esperanza de retorno.
Deuda externa: La Deuda Externa colombiana llegó a los 172.790 millones de dólares en febrero de 2022, lo que representa el 48,8% del PIB del país: es decir, casi la mitad de todo lo que los colombianos crean y producen en un año. Para aliviar la injusticia, promete el presidente electo: “Desincentivar el latifundio improductivo en tierras fértiles incentivando a los propietarios a activar la producción, pagar los impuestos o venderlos al Estado”.
Medios de comunicación: Una poderosa y ubicua red mediática sostiene ideológicamente el poder de las oligarquías: la misma se encarnizará cada vez más contra Petro, quien debe regular legalmente la veracidad de la información y constituir medios de servicio público para difundirla.
Diplomacia: Las relaciones internacionales de Colombia se habían convertido en extensión de las de Estados Unidos: apoyo de todas sus políticas en la ONU y la OEA, ingreso en la condición de “Aliado Especial Extra-Otan” de Estados Unidos y luego en la de “Aliado importante de la OTAN”. Prometió Petro que auspiciará diálogos regionales “para construir las reformas que necesita Colombia para poder convivir en paz”. Ello implica menos OEA, TIAR y OTAN y más Celac,