Como en Mariupol, el asedio ruso complica la situación en Chernígov y Jersón.
En el jornada 27 de la Guerra en Ucrania, las autoridades locales de Chernígov (al norte) y Jersón (al sur) alertaron este martes de que ambas ciudades ucranianas, de alrededor de 285.000 habitantes, se están quedando sin alimentos ni medicinas.
“El bombardeo en Chernígov es casi constante. Sin luz, suministro de agua ni comunicaciones, nos acercamos a una crisis humanitaria”, dijo el jefe de la administración regional, Viacheslav Chaus.
También en Jersón, las tropas rusas están bloqueando la entrada de suministros. “Aun así, Rusia rehúsa abrir pasillos humanitarios para evacuar civiles”, lamentó un portavoz del ministerio de Exteriores ucranio.
Mientras tanto, 100.000 personas permanecen atrapadas en Mariupol, según informó Irina Vereshchuk, la vice primera ministra de Ucrania. Además, Cruz Roja denuncia que no tiene acceso a la urbe. Por su parte, el gobernador de Donetsk, Pavlo Kirilenko, agregó que los enfrentamientos continúan en las calles de la ciudad portuaria y acusó a las tropas rusas de disparar de forma indiscriminada.
Por el lado de Moscú, se afirmó este martes que las fuerzas prorrusas que están en el Donbass, reforzadas con las tropas rusas, tomaron nueve localidades del este ucraniano el último día. Igor Konashénkov, portavoz del Ministerio de Defensa, detalló que avanzaron 6 km y se adjudicaron el asentamiento de Urozhayne.
En la región de Donetsk, las milicias rusas dominaron Glavnoe, Trudovskoy, Shakht, Chelyuskintsev y Maryinka. Mientras que en Lugansk, cayeron Kalynovo, Papasnoe, Novooleksandrovka, Stepnoe y Boguslavskoe.
A pesar de esos “logros”, la ofensiva rusa también atraviesa importantes dificultades tras haberse confirmado la muerte de varios de sus altos mandos en el frente. El Gobierno ucraniano asegura haber acabado con hasta cinco generales y un puñado de comandantes del enemigo. Algunas estimaciones elevan la magnitud del impacto al hablar de miles de muertes entre los militares rusos, lo que representan un duro golpe en una campaña que el Kremlin calificó de “quirúrgica”, pese a que se cumplirá un mes desde el primer ataque.
“Todo marcha acorde al plan”, dijo el presidente Vladímir Putin sobre la “operación militar especial para la defensa de las repúblicas de Donetsk y Lugansk”, eufemismo con el que Moscú se refiere a esta campaña bélica.
Por otra parte, el secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, pidió a Rusia a que ponga fin a la “guerra absurda” en Ucrania, que el conflicto “no va a ninguna parte” y que el pueblo ucraniano está “soportando un infierno”. Y agregó: “Continuar la guerra en Ucrania es moralmente inaceptable, políticamente indefendible y militarmente absurdo”.