Andrés Asiain
“La alta inflación en Argentina es un problema multicausal y para resolverlo será necesario adoptar una estrategia multifacética”, es el abordaje consensuado entre el Gobierno y el FMI. El objetivo es la reducción de la inflación, llevándola a un rango de entre 38 y 48% este año, entre 34 y 42% el próximo y entre 29 y 37% para 2024.
Las herramientas multifacéticas son las metas de reducción del déficit fiscal y de la emisión monetaria mediante la suba de la tasa de interés, combinadas con las políticas de Precios Cuidados. El entendimiento con el Fondo no incluiría un retraso del tipo de cambio real, por lo que no habrá ancla cambiaria para contener los aumentos de precios. Las tarifas no serían una herramienta de contención, dado el objetivo de reducción de los subsidios a la energía, ni tampoco el salario, ya que se plantea que evolucione de acuerdo a la inflación más un plus por el crecimiento.
Las políticas propuestas generan grandes dudas sobre el carácter multifacético de las herramientas para contener los precios. Por un lado, la política de Precios Cuidados y la de pauta salarial sería similar a la actuales. Por otro lado, se abandonaría el ancla cambiaria. Así las cosas, la baja de la inflación descansaría en una más ortodoxa política fiscal y monetaria, que deberían ser suficientes para contener la presión al alza que genera el abandono del ancla cambiaria y posiblemente tarifaria.
La política ortodoxa contra la inflación de Macri, de altas tasas de interés, reducción del gasto público y cero emisión, no frenaron la inflación que, por el contrario, alcanzó máximos históricos.
Los controles cambiarios junto a una devaluación al ritmo de los aumentos de precios acordada con el Fondo, promete ser menos explosiva aunque sin llegar a colaborar en la estabilidad de los precios.
Difícilmente la política de estabilización pactada con el FMI logre reducir una inflación que tiene una “fuerte inercia”, como reconoce el organismo. La inflación inercial implica que muchos contratos, como alquileres, créditos y salarios, se actualizan por la inflación pasada, hecho que ahora se extendería al tipo de cambio y las tarifas. Contener esa inercia con altas tasas de interés, que encarecen los costos financieros de la producción, y una baja emisión puede llevar a una iliquidez que afecte negativamente la actividad económica, sin grandes resultados en materia de estabilidad de precios.










