Por: Carlos Heller
En una entrevista, la diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, pidió “discutir con la verdad sobre la mesa”, tras lo cual señaló: “Cuando ves el tema de la deuda, nosotros hoy estamos discutiendo la renegociación de la deuda de 44 mil millones de dólares del Fondo, pero la deuda global de Argentina es de 340 mil millones, y el gobierno actual sigue tomando deuda, más allá de que la tome en el mercado interno, es deuda igual, se tiene que pagar igual”.
Es el discurso que bajan los referentes económicos del principal espacio opositor, según el cual, daría lo mismo tomar deuda en pesos que en dólares (a la que se recurrió entre 2016 y 2019), una moneda que nuestro país no emite. Según esta particular visión, tampoco habría diferencias entre un acreedor doméstico y un organismo de crédito internacional como es el FMI. No hay dudas de que siguen sin hacerse cargo de la hipoteca que le dejaron al país.
Fuga y después
Respecto de la fuga, ni siquiera el propio FMI la niega. En su reciente evaluación sobre lo ocurrido en Argentina con el programa que estuvo vigente entre 2018 y 2019, los equipos técnicos reconocieron que el mismo “no alcanzó los objetivos, a pesar de las significativas correcciones de las políticas económicas. Los crecientes pagos netos de deuda privada, sumados a la fuga de los capitales de residentes, sometieron al tipo de cambio a una presión considerable. A pesar de intervenciones cambiarias que superaron las disposiciones del programa (…)”.
Otro intento de esquivar responsabilidades se observó alrededor del llamado del Gobierno nacional a una mesa de trabajo con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para definir el traspaso de la gestión de 32 líneas de colectivos que operan exclusivamente en el ámbito de la CABA. La primera reacción del gobierno porteño fue tratar de asustar a los ciudadanos diciendo que el precio del boleto podría pasar de 18 a 45 pesos. También se dijo que era un avance contra la autonomía distrital. Otra forma de no hacerse cargo de las responsabilidades y de evitar discutir las cuestiones de fondo.
Consolidar la recuperación
Los últimos datos de la producción industrial (IPI), a diciembre de 2021, muestran valores algo mayores a los de abril de 2018; es decir, que se está recuperando lo perdido desde la pandemia de Covid-19 y desde el anuncio del acuerdo con el FMI (mayo de ese año), que profundizó el ajuste que la anterior gestión ya estaba llevando a cabo.
En concreto, la producción manufacturera que mide el INDEC registró al cierre de 2021 un valor 11,5% mayor al de febrero de 2020. Comparando con el modelo previo, en el acumulado de todo 2021 el nivel se encuentra un 7,1% por encima de 2019 y 0,3% respecto de 2018.
Además, en diciembre, 15 de las 16 divisiones industriales produjeron más que en el mismo mes de 2019, lo que muestra que la recuperación es generalizada. En este marco, en la actualidad (noviembre de 2021) el sector cuenta con 35.800 puestos de trabajo más que a fines de 2019. Por el lado de la construcción (ISAC), en el año 2021 se registró un crecimiento de la producción del 30,8% respecto a 2020 y se superó en 5,4% a la del año 2019.
Frente externo
Por el frente externo, las condiciones climáticas adversas representan para este año algunos riesgos. Hay estimaciones que señalan impactos en la soja, aunque en el maíz es temprano para saber los efectos del clima. Sin embargo, las proyecciones privadas suelen subestimar la cosecha total y sobreestiman el impacto de los eventos climáticos. De todas maneras, se espera que los mayores precios compensen en ingreso de dólares las eventuales bajas en exportaciones.
Lo paradójico es que los mayores precios de las materias primas, que colaboran desde el lado de las divisas, también generan presiones por el lado de los precios domésticos. Por eso, y para no terminar siendo “víctimas de nuestras ventajas”, queda en evidencia la necesidad de seguir apuntando a lograr el desacople, a través de acuerdos de precios y distintas regulaciones. En materia estructural, el desarrollo de las exportaciones con mayor valor agregado será crucial en el futuro para no depender tanto del clima y otros eventos externos.










