León Gieco festeja sus 70 años. El recuerdo de sus actuaciones en Concepción, que fueron muchas y variadas.
Por Gerardo R. Iglesias
70 años, muchos balcones, muchas flores, canciones, solidaridad, respeto y amor por todos y todas. León Gieco cumple por estos días sus siete décadas, artista necesario como lo definió alguna vez la Negra Sosa, con su rodaje de música muy relacionado con nuestra ciudad, con varios escenarios, repetidos, queribles, entrañables.
Pasaría menos de una década de su aparición en el rock argento para que León pisara estas calles uruguayenses, viajando en un colectivo casi destartalado, subiendo al escenario de Mon Cheri, cantándole por primera vez a jóvenes que veían al músico casi de manera extraña. En la previa, aquel recordado tour con el fitito Celeste del Uruguayo Albizatti por toda la ciudad, quedando sorprendido por la belleza de las playas, sobre todo de aquel Banco Pelay esplendoroso, como un anticipo de varios recitales que llegarían después en esas arenas.
León erigió su carrera como músico del mismo modo que encaró su vida, su compromiso con los derechos humanos, con la defensa de las causas populares, poniendo el cuerpo siempre, en plena dictadura, en democracia, acá y allá. Se bancó criticas de muchos, de izquierda y de derecha, de puros demócratas y de fachos sin sentido; lo señalaban por recitales bancados los “K”, como dedos acusadores que nunca levantaron para con otros.
Pero ahí sigue, terco, de mano abierta, del lado bueno de la vida, dando espacio a quienes no lo tienen, organizando movidas para instituciones sociales, armando campañas para aquellos que aportaron para una sociedad mejor y hoy precisan de ella.
Ahí anda León, con 70 años a cuestas. Ahí anda en el recuerdo uruguayense cuando su figura se recortaba en el escenario de la Fiesta de la Playa en la democracia balbuceante de los 80, con el Uruguay de fondo y la luna reflejando una noche calurosa, bajando a cantar esas canciones que sabíamos, que sabemos, todos y todas. Ese lugar que lo recibió años después casi en el nuevo milenio ahora en ese sector de estacionamientos, una increíble noche fría de verano, con poco público y mucho calor arriba. Esa noche que terminó en el hotel Carlos Primero jugando con el chupete de Dante, mi hijo mayor entonces bebe en brazos de Juliana, como uno más, como ese amigo que hacía tiempo no veíamos tras seguirlo por Colón, Basavilbaso y por acá.
Ahí anda León…ya adentro del nuevo milenio cantando en el aniversario 40 de la UNER en Plaza Ramírez, pero antes otra vez con Juliana en la conferencia de prensa, abrazándola para decirle, riéndose “te cagaron a pedos” porque no debía estar ahí. Todos momentos vividos con León, parte de sus años con esta ciudad, con su gente, desde su arranque hasta ya consagrado, cantando para todos con un compromiso sin par. Aunque lo dejemos de escuchar un tiempo, aunque otras músicas u otros ritmos se impongan por necesidad del comercio mediático, León siempre ronda en nuestras cabecitas, como esos vuelos de los pájaros que vemos a diario, a veces sin detenernos porque sabemos que lo llevamos en cada momento, en cada pedacito diario de vida.
Y ese ida y vuelta lo reflejó en esa hermosa chacarera, cantando: “Concepción del Uruguay, Gualeguay y Gualeguaychú, que perfume sencillo se respiraba en tu aliento. La luna apareció más blanca por primera vez un atardecer”.
Ahí anda León, con sus 70 años a cuesta. El sí que tocó con todos, como canta en su impecable Los Orozco, esa canción armada con palabras que tienen únicamente como vocal la o, para la que fue recopilando en mensajes que le dejaban en su contestador telefónico. Tocó con Charly García, el Flaco Spinetta, Porchetto, Nito Mestre, Santaolalla, Litto Nebbia, Moris, Divididos, con todos, con la Negra Sosa, Leda Valladares, Cuchi Leguizamón, Sixto Palavecino, con su admirado Pete Seeger. Y le cantó a todos, retrató a nuestro Pocho Lepratti en el emocionante y desgarrador Angel de la Bicicleta, recordó el romanticismo de aquellos Bandidos Rurales, rescató a Walsh en La Memoria “Todo está cargado en la memoria; Arma de la vida y de la historia; América con almas destruidas; Los chicos que mata el escuadrón; Suplicio de Múgica por las villas y Dignidad de Rodolfo Walsh”, le cantó a la Navidad de Luis y a la María del campo en medio de un País de la Libertad que años después la feroz dictadura ensangrentaba y lo condenaba al exilio y olvido.
Ahí anda León, con sus 70 años a cuesta. Más que un músico de rock, más que una estrella de marketing, solo uno de los tantos de nosotros, luchando siempre por los derechos humanos, por el otro/a, por causas justas, dándole voz a quienes no la tuvieron. De Ushuaia a la Quiaca, del río Uruguay a la Cordillera, el país todo disfruta y celebra sus 70.










