Durante 37 años esta figura femenina que marcha con una bandera estuvo situada en la calle principal de la ciudad polaca de Gdynia. Conocida como Natasha, coronaba el Monumento a la Hermandad Polaco-Soviética, erigido en 1953, en el apogeo del estalinismo. La escultura de bronce estaba asentada sobre una alta columna adornada con relieves figurativos y una inscripción: «Gloria eterna a los libertadores, los heroicos soldados del ejército soviético». De cara a Occidente, Natasha “llevaba” la misión del comunismo más allá de Europa. Para muchos Natasha representaba el comunismo y celebraron cuando en 1990 fue removida y acabó en un cementerio. De allí la rescataron dos artistas, le pintaron un rayo rojo (símbolo de la lucha por la legalización del aborto) y la reconvirtieron en una alegoría de las mujeres que luchan por la libertad y de las que llegan a Polonia desde Ucrania y Bielorrusia escapando de la violencia.