Las alfombras son el mayor producto de exportación de Afganistán, con ventas que ascienden a unos 261 millones de dólares. El país tiene una tradición de siglos de producir alfombras hechas a mano, principalmente por mujeres, que decoran palacios oficiales y mansiones privadas de Europa y Estados Unidos. Algunas de estas alfombras pueden costar miles de dólares, pero los revendedores las adquieren por unas pocas monedas o mediante el trueque. Los “cazadores de alfombras” pasan meses recorriendo las aldeas del norte del país para conseguir piezas que luego serán vendidas en bazares o a coleccionistas. Las más preciadas tienen décadas de antigüedad y están adornadas con motivos tribales. Son de lana hilada a mano y teñidas con tintes naturales extraídos de raíces y pétalos de flores.