Por David Bueno
Hablar y pensar son dos de las actividades más complejas que puede realizar nuestro cerebro, y están conectadas de tal manera que es casi imposible concebir una sin la otra. Los pensamientos son construcciones mentales que surgen de actividades concretas del cerebro, y su función biológica es dotar de significado el mundo exterior y a uno mismo, manipulando la información para hacerla congruente y comprenderla. Se puede pensar sobre cualquier tema, pero los pensamientos más interesantes surgen de las intersecciones sinérgicas que se establecen entre disciplinas diversas. Esto es lo que ha hecho Santiago Álvarez en “De dones, hombres y moléculas”, uno de los dos libros que me gustaría recomendar hoy en esta columna.
Álvarez es catedrático de química inorgánica de la Royal Society of Chemistry, de Reino Unido. ¿Qué visión tiene un químico de temas tan diversos como la discriminación de las mujeres, la comunicación visual, la relación entre música y alquimia, las moléculas, la búsqueda de diamantes sintéticos o el magnetismo? Y, más aún, ¿cómo ven la química los artistas, los escritores y los músicos? “De dones, hombres y moléculas” se mueve en el límite poroso entre la ciencia y las humanidades. Nos hace desfilar los diamantes, los átomos, el magnetismo, el color y la tabla periódica, entre otros muchos temas, con una mirada interdisciplinaria, perspicaz y culta. Un libro lleno de pensamientos para explorar espacios fronterizos.
La otra lectura recomendada es “El cerebro bilingüe: neurociencia del lenguaje”, de Albert Costa, reconocido experto en el campo del procesamiento del lenguaje que falleció en 2018. ¿Cómo se adquiere el lenguaje y cómo el cerebro gestiona los idiomas? ¿Procesa por igual la lengua materna que las aprendidas con posterioridad? Éste es el punto de partida de una investigación que Costa desarrolló durante décadas. Escrito de manera llana, este libro nos acerca a los procesos cerebrales que permiten gestionar el lenguaje y se adentra en la complejidad de gestionar dos idiomas dentro de un mismo cerebro. Algunas de las conclusiones que el lector encontrará, basadas en experimentos científicos, hacen referencia a la carga emocional que distingue la lengua materna de las demás, el ejercicio mental que supone gestionarlas y el beneficio que esto conlleva en lo que se refiere a los procesos de toma de decisiones, que además son extrapolables a cualquier otro ámbito, y la relativa protección que supone el ejercicio bilingüístico frente a la manifestación de enfermedades neurodegenerativas.