El Gobierno eliminó el distanciamiento de 1,5 metros que era obligatorio en las aulas universitarias y, de ese modo, autorizó el retorno a la presencialidad plena en el nivel. A partir de ahora, serán las propias universidades, en coordinación con las jurisdicciones, las que definirán los pasos a seguir, ya sin las limitaciones de los protocolos que estaban vigentes.
“Establecer que la efectiva reanudación de las actividades académicas presenciales en Universidades e Institutos Universitarios será decidida por las autoridades provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según corresponda, quienes podrán suspender las actividades y reanudarlas conforme a la evolución de la situación epidemiológica”, sostiene la resolución.
“A partir de esta resolución ya no es necesario pasar por el Ministerio de Educación para avalar los protocolos ni tampoco hay un protocolo marco nacional. Ahora sólo queda la instancia sanitaria a nivel provincial. Como las condiciones sanitarias hoy admiten que la educación pueda funcionar sin distanciamiento, lo natural sería que cada jurisdicción saque sus pautas y que, al igual que en las escuelas, no se pida distancia en las aulas”, explicó De Vincenzi, quien participó de la reunión.
Si bien las universidades avanzaron en el último tiempo, son por amplio margen el nivel educativo más rezagado en la reapertura. En la mayoría de los casos, tan sólo la presencialidad está habilitada para las materias prácticas, que requieren la manipulación de objetos o la presencia en laboratorios. Casi todas las materias teóricas se siguen dando a distancia, dio a conocer El Once.
Más allá de las decisiones de los gobiernos, las universidades son autónomas. Son ellas las que definen las modalidades de cursada. De cara a lo que resta del segundo cuatrimestre, la idea que prevalece en el sistema universitario es “no romper el contrato académico”. Eso implica que los alumnos que se anotaron asumiendo que el segundo cuatrimestre se cursaría por completo de manera virtual lo terminarán a distancia.