Ordenanza 2899. Promulgada el 29 de Agosto de 1984. Calle Don Bosco.
Visto:
La petición realizada por el centro de Ex Alumnos de Don Bosco en la cual se interesa a este Cuerpo Deliberante sobre el cambio de nombres a dos calles de nuestra ciudad.-
Considerando:
Que es de toda justicia reconocer públicamente la Obra que realiza y ha realizado a través del tiempo Don Bosco en todo el país y dentro del mismo en nuestra ciudad.
Que asimismo fue el Presbítero Jorge Severo Alais uno de los precursores locales de la obra tan fecunda prestada por dicha Institución.
Que por las razones indicadas en la nota que se elevará en la solicitud que adjuntamos al presente proyecto y que hacemos nuestra en todo su contenido, creemos merecer la consideración de este Concejo y su aprobación.
Art.1º: Cambiar el nombre de la calle «7 del Norte» por el de calle «Don Bosco».
Art.2º: Adherir mediante lo resuelto en esta Ordenanza al año en que la Obra Don Bosco cumple las Bodas de Plata de haberse instalado en nuestro medio.
Art.3º: Comuníquese, regístrese, publíquese, y archívese.
Dado en la Sala de Sesiones del Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, a los veintinueve días del mes de agosto de mil novecientos ochenta y cuatro.
Fdo: Antonio Justo Parma-Presidente y Dr. Luis María Reynoso Secretario.
ES COPIA:
Antonio J. Parma, Presidente H.C.D.
Luis Maria Reynoso, Secretario H.C.D.
Don Bosco Giovanni Melchiorre Bosco (1815-1888), más conocido como Don Bosco fue un sacerdote y educador italiano fundador de la Congregación Salesiana, la Asociación de María Auxiliadora y el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.
Su obra se ha extendido a más de 129 país en todo el mundo con el propósito de educar a los jóvenes.
Fue beatificado en 1934 por el Papa Pio XI y sus restos descansan al lado de los restos de un niño argentino, Ceferino Namuncurá. La Congregación Salesiana, que desde 1875 se encuentra cumpliendo su misión en nuestro país, llegó a Concepción del Uruguay, afincándose en el barrio Santa Teresita, de la mano de dos queridos y recordados sacerdotes, los padres Pablo Scéliga y Juan Bautista Rolando.