Los primeros movimientos del Frente de Todos y de Juntos, entre la gestión y la campaña, luego de los resultados del domingo. Cambios en el Gabinete nacional y relanzamiento del Gobierno, a dos meses de las elecciones generales, el próximo 14 de noviembre. Los números en Entre Ríos y apuntes de microclima.
Por Mariano Osuna
Los números finales de los comicios del domingo dejaron un panorama muy distinto al pronosticado por sondeos y encuestas, propias y ajenas. Como ocurrió en todo el mundo, los oficialismos que gestionaron la pandemia sufrieron derrotas, más aún cuando se tratan de elecciones de medio término, que tienen otros condimentos diversos. Argentina no fue la excepción, aunque el desenlace electoral dejó sus sorpresas. Con sus distintos matices, el frente opositor Juntos obtuvo triunfos en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, San Luis, Santa Cruz, Chaco y La Pampa, todas gobernadas por las distintas variantes referenciadas en el peronismo.
Como adelantó LA CALLE, el contexto de polarización dejó afuera de cualquier combate a los distintos intentos de terceras vías, con escasa estructura territorial federal, con el condimento especial de las diferentes aspiraciones respecto de la futura configuración de ambas cámaras del Congreso nacional. El Frente de Todos tiene como objetivo, casi inalcanzable luego de los porcentajes del domingo, la conquista de 10 bancas más para lograr los 129 escaños que le garanticen el quórum propio. Por el contrario, si se repite en noviembre el escenario de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, el oficialismo perdería lugares y quedaría con una banca de diferencia de la principal alianza opositora. En el Senado, donde tiene mayoría actualmente, cedería el quórum propio y quedaría dos bancas por debajo de ese número.
Las causas del desenlace del domingo son múltiples: la situación de los oficialismos en el mundo, ya descrita; la situación económica, agravada en Argentina por las consecuencias de las políticas de Cambiemos hasta 2019; cuestiones relacionadas a las conducciones políticas y los liderazgos provinciales y municipales, problemas de comunicación y errores no forzados, profundizada por una agenda instalada al calor de los medios porteños, en su mayoría opositores al gobierno de Alberto Fernández; la falta de desarrollo territorial de una campaña distinta por el contexto epidemiológico; y la lista sigue.
Los próximos dos meses
Luego de una semana cargada por los daños colaterales de los resultados electorales, el Presidente anunció durante la noche del sábado la implementación de distintos cambios en su Gabinete, que jurarán y asumirán este lunes, a las 16hs, en Casa de Gobierno. El actual gobernador de Tucumán, Juan Manzur, asumirá como Jefe de Gabinete, tal vez en una de las áreas más cuestionadas por su desempeño. El actual titular de ese cargo, Santiago Cafiero, tomará las riendas del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, en lugar del ex gobernador bonaerense Felipe Solá. Las modificaciones continúan con la llegada de Aníbal Fernández, actual interventor de Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT), a la cartera de Seguridad, en reemplazo de Sabina Frederic; la designación del ex diputado nacional Julián Domínguez en Agricultura, Ganadería y Pesca, en lugar de Luis Basterra; la asunción del ex ministro de Educación, Daniel Filmus, en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; y el nombramiento de Jaime Perczyk, actual secretario de Educación, como ministro de esa Cartera, en sustitución de Nicolás Trotta.
Un día después, durante la jornada de ayer, el mandatario nacional viajó a La Rioja, donde lo esperó un almuerzo de trabajo, organizado por los gobernadores Sergio Uñac, de San Juan, Ricardo Quintela, de la provincia anfitriona, Raúl Jalil, de Catamarca y Juan Manzur, desde el lunes Jefe de Gabinete y actual gobernador de Tucumán. También fueron parte del encuentro los mandatarios de Chaco, Jorge Capitanich, de Formosa, Gildo Insfrán, de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, de La Pampa, Sergio Ziliotto, de San Luis, Alberto Rodríguez Saa, y de Chubut, Mario Arcioni.
Las transformaciones en el Gabinete y la jornada de trabajo con gobernadores, intentan dejar atrás el fastidio de los resultados electorales, dar vuelta la página, y apuntar a los ejes fundamentales para modificar los números en noviembre: la reactivación económica, el shock de ingresos, una comunicación precisa y contundente, y la articulación territorial hacia la convocatoria ciudadana, que ayude a la identificación de las necesidades y las esperanzas colectivas con las prioridades de Gobierno.
Por su parte, Juntos extiende curaciones luego de internas de alto voltaje, especialmente en Córdoba y Santa Fe, donde los triunfos de Luis Juez y la periodista Carolina Losada dejaron asombrados a las cúpulas partidarias de la coalición opositora. La capacidad de traccionar votos, entre las distintas ofertas presentadas en cada provincia, será el desafío principal de cara a los comicios generales del próximo 14 de noviembre. En el camino, Horacio Rodríguez Larreta apuesta a transformarse en la conducción de su partido y de la alianza, pero también a convertirse en el candidato natural hacia las presidenciales de 2023. Las intenciones de regreso de Mauricio Macri, las expectativas de Patricia Bullrich, y la necesidad de una UCR desplazada de tomar volumen con candidato propio, serán los obstáculos, con fuego amigo, que tendrá que superar el actual Jefe de Gobierno porteño.
El mapa entrerriano
799.001 entrerrianas y entrerrianos asistieron el domingo a las urnas, en un protocolo que amplió la cantidad de escuelas y generó distintas estrategias sanitarias, como el establecimiento de horarios para personas de riesgo, la inclusión de un lapso de tiempo para la limpieza de los lugares de votación, la utilización de puertas de ingreso y egreso separadas, la no manipulación de documentos de identidad por las autoridades de mesa, y la ventilación de los cuartos oscuros. La participación de la ciudadanía significó el 72,36% del padrón, un número significativo para una contienda interna.
El frente Juntos, que tuvo tres listas en competencia, ganó en los 17 departamentos entrerrianos, lo que sumó 398.655 votos. La boleta encabezada por Rogelio Frigerio, vencedora en la alianza opositora, sumará en su propuesta final a Pedro Galimberti en la tercera colocación, desplazando al quinto lugar al actual diputado nacional, Atilio Benedetti. La nómina del actual intendente de Chajarí, triunfó en los departamentos Feliciano, Federal y Federación, sumando en total de 126.831 votos, un poco más del 30% entre los electores de Juntos. El objetivo sustancial hacia noviembre es la captación de votos de ese volumen logrado por Galimberti, con el abordaje de las distintas causas que hicieron que ese voto vaya hacia “Entre Ríos Cambia”, el sello elegido para las PASO. Sin dudas hay un electorado radical que le cuesta trasladar su voto a una figura del PRO, además de una fracción de la ciudadanía que sin representarse dentro de este frente opositor eligió tomar partido en la disputa interna. La participación de Lucía Varisco, que cosechó 25.599 votos, deja otra opción en el cuarto oscuro para el paladar radical, que tuvo una buena elección en la capital provincial.
El Frente de Todos, que tiene como cabeza de nómina a Enrique Cresto, consiguió 227.242, con una distancia de 30.600 votos, en el ring cuerpo a cuerpo, con el ex Ministro del Interior de Mauricio Macri. La brecha supera los 170 mil votos si se suman las listas encabezadas por Galimberti y González, aunque en política dos más dos rara vez son cuatro. Con el cambio de aire en el Gabinete nacional, el foco de la lista entrerriana estará puesto en la penetración territorial que la primera parte de la campaña no tuvo, con la finalidad de poner en contexto el momento que se atraviesa, dar certidumbre sobre los tiempos que se avecinan, y apostar a una convocatoria amplia, que recupere la iniciativa, la agenda y la intervención en el territorio; tal vez uno de los principales errores del circuito de recorridas y la estrategia proselitista.
Es la economía, de eso se espera una batería de definiciones nacionales, pero también es la comunicación y más aún la política, en términos de la construcción militante, de las trincheras pero también de la organización general en el territorio, algo que el peronismo siempre tuvo, pero esta vez no alcanzó, incluso para que la boleta llegue a los barrios con más afiliados de los diversos distritos.
Con el chip puesto en que las PASO fueron una primera encuesta, como un ensayo general donde se definieron internas, la lista entrerriana del Frente de Todos afronta dos meses fundamentales para acortar distancias y convencer sobre la importancia de las elecciones para la composición del Congreso y el despliegue de las acciones de Gobierno.
En el camino, en sus pagos chicos, la sorpresa de derrotas en departamentos como Feliciano, Villaguay y San Salvador, puso en evidencia la complejidad de una elección nacionalizada, que tuvo en el centro del país los números más negativos para el oficialismo, y que interpela los liderazgos locales y las expectativas futuras, que también las tiene el propio Cresto, y que dejará a la vista en noviembre un tablero general, y sus condiciones posibles, hacia el 2023.
Seguramente los momentos de análisis no terminan por la intensidad del ritmo que la segunda parte de la campaña necesita, pero es cierto que esta primera semana fue un período suficiente para el abordaje y la planificación del camino hacia los comicios generales. El Frente de Todos, con el objetivo de constituir un Congreso que acompañe las grandes decisiones de Gobierno, pero también con el diagnóstico y las aspiraciones en realidades provinciales y locales. La alianza Juntos, con la finalidad de aglutinar el porcentaje de las distintas opciones de su interna y llegar en unidad real a una contienda que ordena liderazgos hacia el deseo de la Casa Gris. En juego, dos formas de ver el Estado, la economía, la política exterior y una lista extensa de temas, pero también el escenario real de condiciones para los próximos dos años.