Con paciencia y mucha pasión Horacio Ojeda ha reunido y reparado a nuevo una enorme cantidad de autitos de juguete. Lleva más de 20 años visitando antigüedades y exposiciones para enriquecer su inventario de fantasía que ya tiene un destino prefijado. En 2025 pondrá a la venta su colección para comprar y recorrer el país en un motorhome de escala real, como el tamaño de sus sueños.
Por Matías Dalmazzo
Caminar una plaza en busca de una pieza difícil, entablar diálogos con personas que tienen en común una misma pasión y asistir a eventos poco promocionados pero que suelen ser sorprendentes; son algunas de las situaciones que puede llegar a experimentar cualquiera que se sumerja a fondo en el hobby que le parezca más atractivo.
Horacio Ojeda es un coleccionista de autos que lleva más de dos décadas en la actividad, la cual le permitió nutrirse de historias sorprendentes; como la valija de la década del treinta con un tesoro invaluable para un niño o la posibilidad de compartir boxes con pilotos que el admira de chico.
¿Cómo ingresaste a este mundo?
A fines de 1998 y principios de 1999 se me despertó el hobby. Desde chico siempre me gustaron los autos y los autitos, miraba las carreras y en la adolescencia estudié para Técnico Mecánico en la escuela técnica. De este conjunto de situaciones viene mi pasión por los vehículos.
Empecé con los que eran mis autitos y luego se me ocurrió juntar los autos de calle como Chevy, Falcon, Peugeot y FIAT; todo lo que se veía en la calle.
Soy de Capital Federal y por lo tanto al principio me caminaba la ciudad entera, buscando lugares donde vendan autitos nacionales que circularon por las calles. Siempre alguno se encontraba o algún amigo te regalaba uno de cuando era chico.
¿Cuál es el motor de esta actividad?
Las dos cosas que me más me atraen de este hobby, son la pasión por los vehículos y la nostalgia que producen los autitos con los cuales jugaba de chico.
No podría tener una colección real de todos los autos que circulaban por la ciudad, ya que necesitas mucha plata y bastante lugar. En el mundo de los coleccionistas se inventaron las escalas, donde podes tener un Corvette Stingray, un FIAT 600, maquinarias o colectivos.
¿Qué auto inició tu colección?
No hubo uno en sí, fue el hecho de juntar mis juguetes de la infancia, que todavía los conservo y no los puedo despegar de mi vida. Desde chico tengo un Renault 4 (o Renoleta tipo camioneta), Renault 18, un Falcon, una Trafic y un Ford Mustang; todos marca Buby de industria nacional.
También de chico tenía vehículos marca Matchbox, que los fui pintando y un día me propuse restaurarlos. Para poder hacer el trabajo, le robé los esmaltes de uñas a mi hermana (risas incontrolable del entrevistado) y me puse a pintar mis autitos. A partir de ahí se me ocurrió empezar a cortar y modificar autitos; los cuales aún guardo en estado customizado, como le dice ahora.
Luego de que en 2001 se desvalorizó el peso, aparecieron personas que tiraban mantas en las plazas a manera de feria. Se me ocurrió recorrer esos lugares y ahí comencé a contactarme con gente que vendía sus autitos, juguetes y otras antigüedades de las cuales se podían desprender, para solventar gastos diarios de esa época tan dura que nos dejó a muchos sin trabajo.
Fui encontrando autitos rotos, rayados, sin ruedas y despintados. Como si fuese un tallerista real de chapa y pintura, armé un taller chiquito a escala en mi casa y me puse a arreglar los vehículos que conseguía. Principalmente los pintaba y les ponía ruedas. Compraba los Hot Wheels, le sacaba las ruedas, recuperaba los interiores y con eso armaba los autitos que compraba en muy mal estado.
Así comenzó mi hobby, cuando todavía no existía ninguna red social. Recién en 2007 comencé a encontrar páginas en internet donde me enteré que había gente con el mismo mambo que el mío. Hasta ese momento, creía que estaba solo en el mundo con respecto a mi manía de juntar autitos.
¿Cuántos autos componen tú colección?
Después de 20 años de coleccionar, puedo decir que tengo un montón de autitos. Además tuve autos de diversas marcas y temáticas, pero muchos se tuvieron que ir porque cumplieron su etapa conmigo.
Muchas veces es necesario vender algunos vehículos para solventar los gastos y así completar una colección de autos de carrera por ejemplo. Para eso largas un Hot Wheels y te compras un Buby o un Galgo, que solían fabricar vehículos de Turismo Carretera.
¿Qué pieza te costó más conseguir?
Hay varias y todavía faltan algunas que se me están complicando. Tengo un set de la marca Galgo con autos de TC 2000, donde está la Coupé Fuego Número 1 de Juan María Traverso, acompañada de un tráiler para el auto y una camioneta que la tira; jamás pensé que existía. Después de buscar mucho en internet la encontré, la compré y me causó una emoción tremenda. Pese a que conozco a muchas personas que tienen la misma temática que yo, a esta pieza no la tienen o no la pudieron conseguir.
El hobby lleva tiempo y eso es lo lindo que tiene, ya que uno está constantemente hobbyando o buscando el artículo deseado.
¿Te sorprendió alguna historia que venga con el juguete?
Particularmente tengo una historia en un lugar a donde llegué con mi viejo y un amigo de él. Era una casa antigua que había que limpiar y se ve que fue un laboratorio, ya que había tubos de ensayo y elementos similares por todo el lugar. Recuerdo que estaba todo abandonado y sucio.
En un momento el amigo de mi viejo me llamó, me llevó a un salón de la casa y me mostró una valija de cuero muy antigua, estimo que era de la década del 30. Cuando la abrí estaba llena de autitos, de los cuales aún conservo tres: un camión de chapa, un pequeño autobomba de bomberos que era de plástico y un bólido de plomo de industria nacional. Después había otros vehículos más que desaparecieron de mi vida y realmente no sé qué pasó (risas). En algún momento de mi infancia no estuvieron más.
También recuerdo que de chico tenía una camionetita F-100, con la que hice un salto mortal por encima de unas brasas, que estaban usando para hacer un asado familiar. Se terminó cayendo en las brasas y me quería matar (risas) El salto mortal salió mal y se quemó todo, pero me quedaron los pedazos que todavía guardo.
¿Hay una comunidad de coleccionistas?
Existe un grupo que se llama Coleccionistas Argentinos de Diecast (CAD) e hicieron al menos ocho exposiciones, de las cuales participé en cuatro. Estos eventos se realizan en galpones o en canchas de papi futbol. Montan un sector de coleccionistas para exponer y después está el sector de ventas, donde el público tiene la posibilidad de comprar muchas cosas interesantes.
Hace como diez años hicimos dos exposiciones en la casa de un amigo que tenía un patio grande, donde pudimos traer autos reales: un Citroen y una Baque por ejemplo. Tocaron bandas de rock y estuvo muy lindo.
¿Conociste mucha gente con este hobby?
Me abrió muchas puertas, más que nada en el automovilismo de competición. Me permitió estar en boxes con personas como Ernesto “tito” Bessone y Tero Pontoriero, que me autografiaron dos autitos. o.
¿Qué va a pasar con tu colección cuando vos no estés?
Me gustaría ser highlander, para conservar toda la vida mis vehículos; que son 20 años de buscar, encontrar, sorprenderme y conocer. Poniendo los pies sobre la tierra, sueño con un motorhome hecho con un Mercedes Benz 1114.
Me puse una meta, hoy tengo 41 años y a los 45 vendo toda mi colección y me compro un bondi casa rodante. Eso es lo que tengo en mente. El tiempo pasa y no hay mejor cosa que viajar para conocer el país, por lo tanto mi idea es esa. Todo tiene una etapa.
De esta forma me voy a despedir del hobby, sin antes hacer unos buenos eventos con los que tengo que cumplir. Me despido del hobby, me compro el bondi casa rodante y me tomo el palo (risas).