Don Aníbal Sampayo mantuvo con Concepción una estrecha relación a través de su arte, música, su amor por el río que nos une con la Banda Oriental y con su tierra sanducera de Paysandú.
Por Gerardo R. Iglesias
Los archivos custodian sus presencias en la histórica Peña Ñanderogamí de don Florencio López, tocando su arpa y su guitarra o sus actuaciones en los viejos estudios de la radio madre de la ciudad, LT11.
El Uruguay no es un río, es un cielo azul que viaja” suelta esa frase en la canción “Rio de los Pájaros” para que lo deje en la historia, a punto tal que cobró propia vida, la canción se hizo pueblo y superó a su autor, su gente la hizo suya, convirtiendo en realidad el anhelo de su creador: “Del pueblo he recogido todo lo que escribo y a él se lo devuelvo hecho música y poesía”.
Su presencia en Concepción permitió además que la ciudad esté representada, en cierta manera, por Foto Royal, una de las casas de fotos más antiguas de la ciudad.
Un retrato del músico Sanducero utilizado en la portada de uno de sus discos fue realizado por la casa uruguayense, como bien marca la leyenda en la caratula del disco.
La obra que simplemente lleva como título Aníbal Sampayo está fechada en 1967. Entre sus canciones más destacadas están Garzas Viajeras, Señor de Montiel, La Cañera.
Sobre la foto, Silvina, hija de Mario Soria, hoy al frente del negocio la foto “debe haber sido sacada seguramente por el Flaco Argacha ya que papá aún no estaba.
En esa época, cuando los artistas llegaban a Concepción les sacaban fotos, recuerdo algunas de bandas uruguayas. De Sampayo puede ser que papá haya mencionado alguna vez”.
Cinco años después, en 1972 fue detenido en Paysandú por su militancia en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, puesto en libertad vigilada en 1980 para viajar a Brasil y de ahí a Suecia, como exiliado político.
Se convirtió en un trotamundos, llevando sus creaciones y el paisaje de su tierra y del río Uruguay por todo el mundo, desparramando su amor por José Artigas en tierras lejanas, cuyos habitantes miraban como ese hombre tranquilo y decidor se emocionaba cuando entonaba sus recuerdos.
Fue trabajador ferroviario y peón de campo, reflejando luego en sus obras el dolor y la explotación de los trabajadores, pesares plasmados en Vea Patrón o en Coplitas del Pescador o en el monumental disco “Aurora, lucha y ocaso del Protector de los Pueblos Libres”, dedicado a la obra de Artigas. Y, para ratificar que la música es el lenguaje universal, Sampayo es el creador de “Ky chororo”, la primera canción que Luis Alberto Spinetta aseguró haber tocado con su guitarra.
Pero acaso lo más destacado lo señala Hamid Nazabay, investigador e historiador uruguayo: “Generalmente, en la música litoraleña argentina el enfoque temático está puesto en el paisaje, y como parte de este, el hombre, o sea, en el paisaje el hombre.
En el caso de Sampayo, y esta es una de las diferencias con la música litoraleña del vecino país, es que toma como foco al hombre en el paisaje”.
Así era Don Aníbal, conocedor de su tierra, como un todo junto a su flora y su fauna y para todos, para disfrute de todos.
Rufino Mario García, en la contratapa de la caratula expresa sobre el músico “Respetado, en razón de la honestidad de su obra, de la que su pueblo se siente la esencia de ella; porque Sampayo siempre ha trabajado más a gusto con raíces que con frutos. Y Hombre en el sentido vertical de la palabra.
Curtido de caminos que traspasan fronteras, sabio de tanto apretar tanta experiencia, lo hemos visto tutearse con la adversidad con la misma sonrisa con que ahora transita del brazo con la gloria. “Solo el dolor es fecundo y Aníbal Sampayo muy lejos de ser producto de la casualidad o el oportunismo, da razón a la sentencia”.
Hoy, una foto, un retrato realizado en una histórica casa de fotos de Concepción se transformó también en otro legado de Sampayo, en la amistad con nuestra gente a partir de la unión de ese río que debe volver a ser “un cielo azul que viaja”.










