Las autoridades enfatizan que la bajante del Río Paraná es extraordinaria por su intensidad pero, sobre todo, por su duración. Es el segundo río más largo de América Latina y el impacto es acorde a su magnitud: 315 millones de dólares de sobrecostos logísticos en la exportación de granos durante el primer semestre y un Yacyretá produciendo energía al 50 por ciento. A medida que continua su cauce, afecta a pequeñas producciones que se desarrollan a campo inundado como el arroz y también a la pesca artesanal que se realiza en Entre Ríos y Santa Fe. Además, genera cambios en el ambiente que afectan a algunas producciones por la salinización del agua para riego o consumo de ganado. Alerta sobre la generación de agua potable para pueblos y ciudades aledañas. Ante la menor ocupación de las bodegas de los barcos, denominada como “falso flete”, el costo del embarque es prorrateado en una menor cantidad de toneladas transportadas. Junto a la ralentización del ritmo de embarques, lo que genera otros inconvenientes operativos que vuelven a aumentar los costos. La Bolsa de Comercio de Rosario estimó pérdidas de entre 6.600 y 9.200 toneladas por barco.