Mi escuela

Ariel Vercelli.
Doctor en Ciencias Sociales y Humanas. Investigador del Conicet.

Al entrar en contacto con un acervo documental se advierte la presencia del pasado. Indagar esos papeles permite descubrir un modelo de organización de información, pensamiento y conocimiento que fue constituido bajo precisas clasificaciones temporales y temáticas. Tal vez, en los acervos convivan varios modelos, superpuestos, a modo de capas geológicas, olvidados en los márgenes de la vida de las instituciones: sótanos, pasillos, muebles viejos y gabinetes bajo llave.
Los archivos históricos en las escuelas son casi privativos de las instituciones que los albergan, pero constituyen una rica fuente para la investigación educativa.
Las escuelas son verdaderos vórtices de generación y atracción de documentos: entre otros, papeles, actas, escritos, certificados, circulares, ordenanzas, leyes, permisos, memorándum, listas y registros.
Se presentan como pequeños grandes mundos, nodos de conocimiento, memorias y culturas. En ellos se vislumbran la cultura escolar, los saberes de los docentes y demás actores de las instituciones. La memoria institucional encarnada en las personas que las habitan, y sus archivos, claro está, como parte de ese patrimonio escolar.
No se trata solo de resguardar la memoria, sino de poder formular claves interpretativas, tanto de la memoria de la institución como de las subjetividades de los actores que la integran. Entre otras, mediante la perspectiva etnográfica, tan cara a la investigación antropológica, haciendo comprensible el mundo de los otros: docentes, inspectores, directores, representantes legales, estudiantes, asociados, padres, personal de maestranza, médicos, integrantes de cooperadoras y comisiones, asistentes sociales, ex alumnos, pedagogos, tutores y hasta jueces intervinientes y síndicos, que atraviesan y hacen a la vida institucional de las escuelas.
Los archivos históricos escolares son dinámicos y flexibles. Están vivos y en permanente elaboración, su factura es colectiva y horizontal. Aluden a la memoria de la institución en la clave de los sentidos asignados desde el presente por las mujeres y los hombres que la integran.
Recopilar y digitalizar esos documentos para su preservación entraña un enorme valor científico/ académico y para el propio el ámbito escolar, docente, social y barrial.