La investigación para tratar de esclarecer las circunstancias que rodearon el femicidio de Silvia Saravia y el suicidio de su esposo, Jorge Neuss, seguirá abierta hasta que declaren todos los testigos y se terminen los peritajes que permitan establecer por qué el empresario, de 73 años, tomó la decisión de dispararle un balazo en la cabeza a su esposa, luego de mantener una discusión verbal que derivó en una agresión física.
«¿Me puede mandar una ambulancia? ¡Urgente! En el country Martindale. No es por Covid. Es una emergencia. No es una enfermedad. ¡Disparos! ¡¡¡Disparos!!!». A las 12.59 del 10 de octubre pasado, una operadora del 911 atendió esa llamada, hecha por una mujer. Era la primera referencia que se tenía, fuera de aquel barrio cerrado de Pilar, del drama que acababa de desatarse ese sábado al mediodía, un mes atrás.
El empresario Jorge Justo Neuss agonizaba en el pasillo de la habitación en suite. Su esposa, Silvia Saravia, yacía muerta en el baño. El exitoso hombre de negocios, después de un forcejeo y de un vano intento de defensa por parte de la víctima, la había asesinado de un tiro en la cabeza. Instantes después, el femicida apoyó el revólver Smith & Wesson.357 Magnum en su sien derecha y gatilló. Moriría esa misma tarde, a las 14.20, cuando lo trasladaban al Hospital Austral, de Pilar.
Aunque a un mes del femicidio seguido de suicidio ocurrido en Martindale no hay indicios de la participación de terceras personas, la causa judicial, a cargo de la fiscal María José Basiglio, de la Unidad Funcional Especializada en Violencia de Género de Pilar, continúa abierta a la espera de los resultados de una serie de peritajes. «El expediente será clausurado cuando todo esté debidamente acreditado», explicaron fuentes del caso.
La llamada al 911 de las 12.59 fue realizada por una de las empleadas domésticas que trabajaban en la casa familiar, Valeria y Virgilia.