Nacida en los ´80, la firma supo crecer para ser referente en el sector del tranporte de cargas en toda la mesopotamia. Una empresa familiar dedicada a unir más que destinos.
Se define como servicio al conjunto de actividades que buscan satisfacer las necesidades de un cliente y seguramente esa fue la intención que movilizó a Don Osvaldo René Timón a crear el 1 de julio de 1980 una de las principales firmas de transporte de cargas de todo el país. A cuarenta años de esa apuesta, Tim Car sigue estando a la vanguardia en el traslado ya no solamente de elementos, sino también de sueños y esperanzas para las familias uruguayenses y de todo el país.
El surgimiento de una idea
A mediados de los setenta Francou y Timón era una casa de artículos para el hogar reconocida en la ciudad al ser representantes de la firma Siam. Pero Osvaldo Timón entendía que faltaba un servicio que trajese electrodomésticos desde Paraná, así como la costa del Uruguay carecía de un servicio de ese tipo.
Visionario, entendió que una zona rica en la producción avícola debía tener un servicio de transporte y se decidió por arriesgar su capital para desembarcar en el transporte de pollo vivo. Empezó a comprar camiones para sacar de las granjas el pollo vivo trabajando para Fepasa y con un camión también buscaba mercadería desde Paraná a nuestra ciudad. Después llegó el tiempo de Buenos Aires, en épocas de cruce en balsa, rutas complicadas y por supuesto otros tiempos de entrega. Pero para entonces Timón ya tenía clara su visión de servicio para toda la costa del río Uruguay.
Es así como cargó su tenacidad en un camioncito Bedford llevando pollo vivo a Fepasa y no paró más.
El nacimiento de una marca
Los ochenta fueron el nacimiento de Tim Car, ya que Don Osvaldo decide dejar la actividad de los electrodomésticos para dedicarse exclusivamente al transporte de carga. Es así como surge inicialmente Timón Cargas, porque era una persona simple y sencilla. Hasta que un día un asesor publicitario le dijo: ´¿Por qué no le ponés Tim Car?´. Y le gustó la idea a don Osvaldo René Timón, único dueño junto a su esposa Gladys de una firma que nacía para ser competente en la prestació de un servicio que tuvo sus altibajos pero que les permitió alcanzar un desarrollo seguramente impensado en aquel momento.
Porque había necesidad, Timón lo había visto, sabía de camiones, de viajes, de destinos, de kilómetros, cuánto demoraban los camiones en volver, qué cargas podían traer, qué necesitaba la ciudad, en un tiempo donde todo era pensado y calculado sobre mapas y cuadernos. Cuando ir a Buenos Aires o cada destino era una odisea, cuando observar el camión llegar a la ciudad era sinónimo de alegría porque eran muy esperados por los comercios uruguayenses.
La expansión
Mientras que la década de los ochenta sirvió para afincar el sistema de transporte de cargas y el crecimiento de la firma, los noventa llegó acompañado de una estabilidad económica que permitió la expansión de una empresa familiar que pasó a tener sucursales de carga en Córdoba, San Francisco, Rosario, Santa Fe, Paraná, Concordia y Gualeguaychú, además de por supuesto Buenos Aires y su casa central en Concepción del Uruguay.
Los noventa permitieron la inversión, la economía ayudó mucho y Tim Car pudo alcanzar los camiones Volvo brasileros porque había mucha financiación y la estabilidad permitía hacer la inversión.
Vocación de servicio aún en tiempos de pandemia
El transporte de carga nunca dejó de ser un riesgo. Un camión en ruta es un riesgo. Desde el chofer que es un empleado que va arriesgando su vida en la ruta en todo momento a la mercadería del cliente que tiene que ser bien entregada, en tiempo y forma.
No deja de ser un riesgo la actividad pero la vocación de servicio es la que moviliza las tareas, que cada vez se ven más incrementadas porque ya no se trata solo de traer un paquete.
El transporte soluciona un problema, pero además hay que recepcionarlo, entregarlo, si la mercadería no está en buenas condiciones hay que devolverla, nunca falta el llamado del cambio a último momento: el ´traémela ni bien llegó´, ´no la traigas ahora, la necesito en tres horas´, a la mañana, a la tarde, etc.
Es un servicio global donde no solo llega el paquete y fue dejado. La humanidad ha desarrollado nuevas formas de comunicación y con ello la interacción se ha visto modificada y el servicio del transporte no es una isla. Hay que solucionar nuevos problemas ya que la cercanía con las nuevas tecnologías genera un ida y vuelta respecto a lo que necesita y las formas.
La gente modifica sus formas de compra. Todo el tiempo están cambiando y en esta pandemia se vio acrecentado y poder traerlo hasta el domicilio del vecino es un gran servicio, pero también un gran compromiso. Porque al principio solo eran elementos esenciales y había que determinar qué era esencial y qué no al momento de llenar un camión. Por suerte ya está todo más normalizado y se continúan respetando los estrictos controles de los protocolos de seguridad en las oficinas y puntos de descarga, incluso con modificaciones estructurales a sabiendas que se trata de un servicio expuesto constantemente a la pandemia.
La nueva sucursal y los desafíos
Ubicada en Uncal 245, las oficinas y depósito de Tim Car cuentan con todas las comodidades y atención para el despacho y recepción de productos.
Si bien en la antigua casa de calle Galarza se sentían cómodos, y costó mucho salir, la sensación era que molestaban al tránsito y al vecino uruguayense, por lo que hoy prestan todas las condiciones de calidad de servicio en Uncal.
Respecto a las tareas, desde hace muchos años para Tim Car el fuerte es llevar productos bajo cadena de frío a Buenos Aires, Córdoba, Rosario y traer mercadería en general: paqueterío, electrónica, colchones, repuestos. En Concepción del Uruguay no hay comercio que no haya elegido la firma en algún momento. Todos los negocios tradicionales trabajaron y trabajan con la empresa.
Entre otras novedades, el crecimiento de las plataformas de ventas digitales les permitió ser prestadoras de MercadoLibre, por ejemplo. Si bien no hay una exclusividad, el gran volumen como sommiers, cocinas o heladeras llegan a la ciudad a través de Tim Car. Todo aquello que no puede ser enviado en fletes de camionetas, la internacional MercadoLibre la deja en manos de la empresa uruguayense de desarrollo y alcance nacional.
Don Osvaldo Timón generó una marca registrada para la ciudad que hoy cumple nada menos que cuarenta años recorriendo las rutas del país, con un horizonte de desafíos a futuro que los mantiene trabajando por y para los uruguayenses y la región.
Una gran familia que piensa en la ciudad
Cuando se afirma que son cuarenta años recorriendo y prestando servicios es porque básicamente no es solo la mercadería que compra el comerciante o que la gente envía.
El envío de un hijo que está en las grandes ciudades a sus padres o viceversa. Los regalos que venían días atrás para los padres por su día de gente que no puede viajar por la pandemia y mandaba sus obsequios solicitando que sean entregados el sábado porque eran para el domingo. Entonces se une más que simples elementos. Se unen historias, anhelos, esperanzas, sentimientos de todo tipo que marchan detrás de un conductor que es valorado y respetado por la firma Tim Car.
¿Acaso algo más responsable que llevar alimento desde una región avícola a los grandes centros urbanos, que nos necesitan?
Donaciones han viajado en los camiones y cuando son para la ciudad son aún mejor recibidas, es una satisfacción. Tim Car ha transportado tapitas al Hospital Garrahan, donaciones de alimentos en épocas de inundaciones, colchones y todo lo que se necesita para afrontar adversidades. El transporte presta un servicio pero está. La parte humana siempre está y saben que ante el llamado habrá una respuesta positiva. Actualmente hay un gesto muy lindo de Bomberos que propuso a Tim Car para una página nacional junto al Banco Galicia, Club Boca Juniors y otros. Entienden que han tenido el benficio de miles de kilómetros y es una forma de devolución que enorgullece.
Siempre desde la localía. “Tenemos el corazón en Concepción del Uruguay, somos locales y eso lo peleamos a muerte. Y nos sentimos agradecidos con la sociedad y las instituciones de la ciudad. Somos transportistas y otra cosa no sabemos hacer”, señalan en esta empresa familiar con un corazón tan grande, que ya no cabe en un solo camión.