30 años de la desaparición física de Ayrton Senna

Hoy se conmemoran tres décadas desde que Ayrton Senna nos dejó físicamente, y su impacto trascendió fronteras. Más allá de ser un ícono del automovilismo para Brasil, los aficionados argentinos lo admiraban profundamente, y su amistad con el legendario Juan Manuel Fangio demostró que las rivalidades en las pistas no impedían los lazos personales.

Fangio, con sus cinco campeonatos mundiales, es reverenciado como el «Padre de la Fórmula 1», mientras que Senna, con tres títulos, dejó un legado imborrable. Se especula sobre cuántas más victorias podría haber logrado si no hubiera sido por el trágico Gran Premio de San Marino en 1994.

El primer encuentro entre estos dos pilotos ocurrió en mayo de 1984, en la «Carrera de las Estrellas» en Nürburgring, donde Senna, reemplazando a Emerson Fittipaldi, sorprendió al vencer a figuras como Niki Lauda. Este evento marcó el inicio de una relación que floreció con el tiempo.

En 1989, durante el Gran Premio de México, su amistad se fortaleció, y los intercambios telefónicos se volvieron habituales. Senna buscaba consejos de Fangio, quien los brindaba con gusto. En 1990, durante el Gran Premio de Adelaida, una histórica foto los colocó en el centro de la escena, simbolizando la grandeza del deporte.

La amistad continuó creciendo, y en 1991 Senna hizo un viaje especial desde Australia para cenar con Fangio en Buenos Aires. La admiración era mutua: en la oficina de Senna en São Paulo, las imágenes de Fangio ocupaban un lugar destacado, incluyendo una con una dedicatoria del argentino.

Su último encuentro público tuvo lugar en el Gran Premio de Brasil de 1993, donde Senna ganó en casa y Fangio entregó el trofeo, sellando su relación con un gesto simbólico. Se dice que Senna no tenía la ambición de superar los cinco títulos de Fangio; quizás, habría considerado retirarse tras alcanzar esa marca.

Una foto dedicada por Senna a Juan Manuel Fangio en la que se refleja la amistad que unía a ambos. Crédito: Museo Fangio