Por José María Villanueva
El Puente Tropezón fue construido en 1906 e instalado en 1910. Hoy sigue siendo vital para unir la zona portuaria. Fue construido por una de las firmas más importantes de Estados Unidos, que por entonces iniciaba su camino de potencia.
Las obras del puente El Tropezón llevaron casi un año de trabajo, construido en el año 1906 como bien data la placa colocada por la empresa constructora American Bridge Co, emporio norteamericano que iniciaba su carrera que lo llevaría a construir los puentes y edificios más importantes de su país en el siglo pasado. Pero el puente recién e levantó en 1910, reemplazando a la vieja estructura de madera que fue su antecesora
La enorme, a pesar de ser únicamente de una cuadra de largo, estructura se alzó en lo que hoy es la calle Antártida Argentina (antes Paraná), uniendo esa enorme hondada que nace en el puerto y se extiende hasta bien dentro de la ciudad. La construcción de los nuevos muelles del puerto trajo aparejada un mayor movimiento en toda esa zona, hasta donde llegó también el ferrocarril. Pero ese enorme hueco era un obstáculo para circular con normalidad y se debía subsanar este inconveniente para no detener el auge de crecimiento que vivía por ese entonces La Histórica. El puente esta asentado sobre numerosas columnas, con dos enormes arcos de hierro que sobresalen hasta casi tres metros de altura por encima de lo que sería la calle. Años después se le adosaría un paso para peatones y se sumarían permanentes mantenimientos en toda su estructura como así también en el piso del puente, reparado en varias ocasiones.
Como dato llamativo de este centenario puente de La Histórica radica en su constructora, la por entonces incipiente American Bridge, que años después construiría en su país edificios como el Empire State Building y el Chrysler, así como en otros proyectos estructurales, tales como plataformas de lanzamiento y centros turísticos, posicionándose como una de las más importantes a nivel mundial.
HISTORIAS.
Cuenta el Andrés Rousseaux que lleva ese nombre debido al paso de “estibadores portuarios a los que se les atribuía condiciones de “buenos bebedores” y que debido a lo desparejo del piso del puente, cuando venían con algunas copas de más- “tropezaban”- lo que dio lugar que la jerga popular barrial lo bautizara con el nombre de “Puente Tropezón” y con el correr del tiempo fue adquiriendo fama a través de hechos “entre guapos y malevos” que más de una vez se citaran en el lugar para “saldar diferencias”, incorporándose al anecdotario de los memoriosos”.
Los vecinos que hoy rodean al Puente lo sienten como propio, contando historias de amores y penas que se vivieron y padecieron en torno a él.
Además, aprovecharon la presencia del cronista con su cámara de fotos para realizar un pedido a las autoridades municipales para que sea puesto en valor, embelleciéndolo a pesar de ser un mastodonte centenario de fierros y cemento. Pero ante todo, enviaron un mensaje al resto de los uruguayenses de no arrojar basura en su entorno, ya que hoy se está convirtiendo en un minibasural a pesar del persistente cuidado y limpieza que realizan los propios vecinos.
