Se reanuda el juicio a Chocobar

«Tengo las esperan de que los jueces harán lo correcto», dijo el turista norteamericano apuñalado durante un robo en La Boca.

El policía bonaerense Luis Chocobar comenzará a ser juzgado por el delito de homicidio por exceso en el cumplimiento del deber, al matar de un tiro a un ladrón en La Boca. Frank Wolek, el turista norteamericano que estuvo al borde de la muerte después de ser apuñalado 11 veces durante aquel robo en Caminito, a finales de 2017, señaló que tiene la esperanza de que los jueces harán lo correcto.

«Sé que los argentinos entienden lo que está en juego y saben lo que está bien. Tengo la sincera esperanza de que los jueces del tribunal oral, que también son ciudadanos argentinos preocupados, con dedicación a servir al gran pueblo argentino, harán lo correcto«, afirmó Wolek en un video que grabó en los Estados Unidos, donde vive.

Hoy, a las 11 horas, el Tribunal Oral de Menores (TOM) N°2, en los Tribunales de Comodoro Py, comenzará a juzgar a Chocobar.

Fernando Soto, que junto al exfiscal general adjunto de la Ciudad Luis Cevasco defiende a Chocobar, intentó que el policía bonaerense sea juzgado por un jurado popular, pero la solicitud les fue rechazada en varias instancias.

Wolek, que ahora tiene 56 años, siempre agradeció la actuación de Chocobar y de los médicos y otros trabajadores de la salud del hospital Argerich que le salvaron la vida.

«Chocobar intervino desde el momento en que comenzó el asalto. Dio la voz de alto y los ladrones comenzaron a huir. En el acto llamó al 911. Dios, los médicos y Chocobar impidieron que Wolek fuera asesinado. Chocobar cumplió con las instrucciones y el entrenamiento recibido, y cumplió con la ley. Deberá ser absuelto», dijo a LN Soto, un día antes de que comience el juicio.

Wolek filmó el video con su mensaje para la Argentina en Kentucky, donde está residiendo. En la filmación, adelantó que espera poder declarar como testigo a la distancia.

«Como algunos de ustedes saben tenía planeado volver a Buenos Aires en marzo, para saludar a viejos amigos, reencontrarme con las personas y lugares que conocí, revivir los hechos que me sucedieron y aportar lo que pudiera en el juicio a Oscar [segundo nombre] Chocobar. Por supuesto, todo se canceló por el COVID-19. Ahora no se puede viajar internacionalmente ni regresar a la Argentina, pero confío en que el Tribunal me permita testificar a distancia, y tengo ganas de hacerlo. Por ahora esto es lo que tengo para decir», afirmó el turista.

Chocobar tiene 33 años. Nació en Salta el 26 de mayo de 1987. El 8 de diciembre de 2017, cuando ocurrieron los hechos que se debatirán desde mañana, salió de su casa para tomar el colectivo 24 e ir a tomar servicio en la Policía Local de Avellaneda. En ese momento se sumó a tres vecinos que perseguían a los ladrones que habían apuñalado a Wolek para robarle.

«En la famosa esquina que celebra el maravilloso barrio de La Boca me desplomé y me despedí del mundo y de mis seres queridos. Todos los días me acuerdo del horror y el miedo a morirme que latía por mis venas mientras corría con pánico por ese callejón. También me deleito con la gloria de haber sobrevivido, despertar en el hospital días después, a salvo. Mientras yacía en la fría vereda de cemento esperando la muerte, un oficial solitario, Oscar Chocobar, y algunos ciudadanos honrados de La Boca que habían presenciado mi ataque rápidamente me auxiliaron, pidieron asistencia médica de emergencia y corrieron tras los asaltantes. Sin titubeos ni preocupación por su propia seguridad, inmediatamente entraron en acción. Hicieron lo correcto», dijo la víctima del asalto en el video.

Wolek contó que todavía tiene pesadillas por lo que vivió, pero también afirmó que tiene sueños agradables. Volvió a referirse a los trabajadores del hospital Argerich como «personas maravillosas».

«La decisión de celebrar el juicio contra el oficial Chocobar simultáneamente con el del agresor es un atrevimiento. Se comparará a alguien que fue cómplice cuando acuchillaban en el pecho casi una docena de veces a una víctima inocente, con las acciones de un ciudadano dedicado, un oficial de la ley, que trató de detener a personas peligrosas. Tal vez es un intento absurdo de igualarlos ante los ojos de la sociedad, la cultura y la ley, elevando al agresor y menospreciando al servidor público«, señaló la víctima.